Un conocido de muchos años, y compañero durante otros tantos en la cosa esta de la docencia, me mandaba hace unos días esta entrada relacionada con el humor, el amor y los matemáticos, por si la veía lo suficientemente seria como para ser enrocada.
Ya me conoce, y por tanto no le sorprenderá tenerla ante sus ojos. La puesta en negro sobre blanco de la terna que maneja, en mi opinión, es más que necesaria y suficiente y por diferentes motivos.
En lo que respecta al humor,
la semana pasada le decía por boca de ganso que no hay nada tan serio como el
humor en esta vida, es más, le añadía que, si no se tiene sentido del humor, se
está a merced de los demás. Recuerde el “cantifleo” aquel de ‘el humor es cosa
seria y la seriedad es una cosa que hay que tomar con humor’.
De aquí para allá
Del amor qué quiere que le diga. Me muevo entre el racional pensar que es más bien un acto de fe y no ciencia, el orteguiano filosófico de que se trata de un estado de imbecilidad transitoria, y la poética afirmación de que no más que una amistad con momentos eróticos. Vamos, lo que bien dice la conocida referencia cinematográfica, ¿por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?
Por último, de la matemática,
tres cuartos de lo mismo. Me gusta porque es la reina de las ciencias y, por sí
sola, posee belleza y verdad, una verdad que prefiere de palabras simples, ya
que el lenguaje de la verdad es simple en sí mismo. No, las matemáticas no
mienten, lo que hay son muchos matemáticos mentirosos.
Y sin estar muy convencido
de que la física es a las matemáticas lo que el sexo es a la masturbación,
es posible que sea cierto lo de, si me siento infeliz, hago matemáticas para
ser feliz y, si me siento feliz, hago matemáticas para seguir siendo feliz. Pero
a lo que vamos, que queda mucha mies sin segar, o marchando una de humor con
amor matemático.
¿Cómo lo hacen?
Pues resulta que depende de la rama matemática a la que pertenezcan, y así: Los de Análisis Real lo hacen continuamente y diferencian bastante; los de Análisis Complejo lo hacen enteramente y quedan conformes; los de Topología Conjuntista lo hacen abiertamente, pero con tacto; los de Combinatoria lo hacen discretamente.
Los estadísticos lo hacen
aleatoriamente; los lógicos lo hacen de modo consistente; los de Topología
Diferencial lo hacen muuuuy suavemente; los de Geometría Diferencial lo hacen
con mucha variedad; los de Análisis Numérico lo hacen con precisión arbitraria;
los de Teoría de la Medida lo hacen casi por doquier; los de Teoría de Números
no lo hacen y son primos.
Los constructivistas lo
hacen directamente; los algebráicos, categóricamente lo hacen; los recursivos
no se deciden; los de Teoría de Grupos lo hacen simplemente; los de Matemática
Aplicada usan un ordenador para que lo haga por ellos; os de Álgebra Lineal lo
hacen sin discriminar; los de Investigación Operativa maximizan las entradas y
minimizan las salidas.
Sin contar el factor humano:
Pitágoras lo hizo primero; Fermat lo hizo, pero no pudo probarlo;
y Gauss lo hizo mejor que nadie. Como ve, es cierto aquello de que no nos
tomamos el humor suficientemente en serio, y que la función química del humor no
es otra que la de cambiar el carácter de nuestros pensamientos. Gracias amigo, quedo
a la espera de otra entrega.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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