Por evidentes razones de espacio y tiempo, esta columna se limitará a
aquellas enfermedades catalogadas como pandemias que hayan tenido lugar
a lo largo de este siglo, y con estas premisas se han producido hasta tres
brotes, como las hijas de Elena, “Tres eran tres las hijas de Elena,
tres eran tres y ninguna era buena”.
La primera enfermedad por orden cronológico es el Síndrome respiratorio
agudo grave, conocida por sus siglas en español SRAG, aunque también
son correctas las de SARS por sus siglas en inglés (Severe Acute
Respiratory Syndrome) y Neumonía atípica asiática. Apareció por
primera vez en noviembre de 2002 en China, llegando a afectar a más de 8000
personas de 37 países y provocando casi 800 muertes.
Se le estima un 13 % de mortalidad global y desde 2003 no ha habido nuevos
brotes. Ahora vamos con el microbio causante, cuya grafía correcta del
nombre abreviado fue, en principio, SARS-CoV por la unión de dos
componentes: SARS, de sus siglas en inglés (Severe Acute Respiratory Syndrome)
y coronavirus (abreviado a CoV). Se cree que tuvo su origen en
los murciélagos, saltando posteriormente a alguna otra especie de pequeño
mamífero, como la civeta, y por último a los humanos.
La segunda lleva el nombre de Síndrome Respiratorio de Oriente Medio
y es conocida como MERS por sus siglas en inglés (Middle East
Respiratory Syndrome). Detectada por primera vez en Arabia Saudita (2012),
hasta octubre de 2019 se habían notificado más de 2400 casos en 27 países y
producidas más de 800 muertes. Se le estima una letalidad del 35 %. Y vamos con
el coronavirus, cuya grafía correcta del nombre abreviado es MERS-CoV
ya sabe por qué. Del análisis de varios de sus genomas se desprende que en
principio pudo originarse en murciélagos y de ellos transmitirse a camellos o
dromedarios y posteriormente a los humanos.
La última por ahora de este siglo, y que por desgracia conocemos de primera
mano, es COVID-19, acrónimo oficial que proviene de las palabras en
inglés Coronavirus disease of 2019 (enfermedad del coronavirus de 2019),
escrita así con mayúsculas y un guion antes de los números árabes. Ya veremos
hasta dónde nos lleva, cómo y cuándo nos deja.
Y ahora el microbio, cuya grafía
correcta del nombre abreviado es SARS-CoV-2, por la unión de SARS, CoV y
el número 2, escrito todo exactamente tal como lo ve. La razón del dígito final
se la imagina, ya existía otro miembro de la familia coronavirus (2002) por lo
que había que diferenciarlos. De ahí que al primero, ahora, se le nombre
SARS-CoV-1.
Recuerde, no confunda el nombre de la enfermedad pandémica con el del
coronavirus que la origina, como dijo Burroughs ‘El lenguaje es un
virus’.
[Esta entrada apareció publicada el 17 de abril de 2020, en la
contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden
leer]
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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