jueves, 16 de abril de 2020

¿Es peligroso dormir con plantas? Leyenda urbana (1)

Introducción
A finales de marzo me llegaba al blog en forma de comentario, la pregunta de la primera parte del titular y, dadas las circunstancias que nos están tocando vivir, puede que tenga cierto sentido y valor divulgativo su presencia en este enrocado negro sobre blanco. Así que vamos con ello.
Dormir con plantas en el dormitorio ¿es realmente malo para la salud o por el contrario es beneficioso o quizás se trata de una circunstancia ajena a la cuestión salutífera? Le planteo esto porque existen opiniones escritas para todos los gustos y, estará conmigo, esto es algo que resulta poco tranquilizador.
En cualquiera de los casos yendo a lo mollar, ¿por qué es así? Es más, ¿desde cuándo tenemos esta idea? Otro sí, ¿cómo ha evolucionado esta leyenda urbana, al pasar de la oscura credulidad y penumbrosa creencia, a la clarividente lógica y la transparente ciencia?
Bien, asentadas las bases vayamos por parte o lo que es lo mismo, iniciemos esta andadura como quien dice ‘montando la leyenda urbana’. Por cierto, a propósito, y ya de la que va ¿qué es una leyenda urbana?
Una expresión en busca de definición
Hasta donde sé, no existe consenso a la hora de aceptar una definición de lo que se entiende con esta expresión de leyenda urbana y es que, desde siempre, las definiciones, todas, le han creado problemas al hombre. Por eso este homo sapiens, en cuanto puede las sustituye por descripciones, que no es que sean igual, pero vienen a ser lo mismo y además resultan más sencillas.
Es lo que ha sucedido con el tema que le traigo hoy, y al hacerlo se ha visto que todas estas historias, residentes en el inconsciente colectivo de la humanidad, aparte de pasarles siempre a un amigo de un amigo de quien te lo cuenta y de no aportar ninguna prueba cierta de su realidad, resultan que las aportadas son demasiado buenas para ser verdad.
Seguro que alguien le ha contado que le habían dicho que en las alcantarillas de Nueva York viven cocodrilos. O que el fantasma de una autoestopista se suele aparecer en una determinada curva y a algunos conductores solitarios. O que una familia que volvió de la India con un perrito encantador, descubrió con horror que, en realidad, lo que se habían traído era una rata del rio Ganges. O…, no le canso, así ad infinitum.
Y todas ellas son historias reales al decir de su interlocutor, claro. Pero me quedo con lo que le dije, ni una sola prueba a su favor o, de haberla, es demasiado buena para ser cierta. Dos leyes inviolables en estos temas, porque esa es otra. Las leyendas urbanas tienen sus propias leyes y ninguna de aquellas que se precie de serlo se atreve a violar a algunas de éstas, unas reglas dicho sea de paso que terminan por perfilar sus rasgos característicos. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.


1 comentario:

  1. muy bien elegido el tema que me interesa mucho. espero con impaciencia el resto de las entradas.

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