miércoles, 4 de marzo de 2020

Las etapas del amor [CR-75]

Los científicos que saben de las cosas del querer lo tienen claro. Existen tres etapas en el amor que están controladas por hormonas, de forma que son ellas las que definen nuestro calendario amatorio y amoroso. A eso queda reducido el sentimiento poético, a hormonas bioquímicas y no más. Hola ciencia, adiós corazón.
Primera etapa, la lujuria
Es la del impulso sexual indiscriminado, el puro instinto por el apareamiento perentorio, la atracción sexual genérica que desata la búsqueda de pareja, en cualquier acepción del término. En cualquiera, oiga, ya me entiende. Es la que hace que vayamos detrás de todo lo que se mueve y, como sé que sabe de lo que le hablo, lo dejo aquí.
Según la bioquímica, esta imperativa búsqueda de pareja sexual viene propiciada y motivada por dos hormonas esteroides: la masculina testosterona y los femeninos estrógenos. Ellas inician y regulan la etapa y créame, son unas auténticas maravillas de la naturaleza humana. No lo dude.
Segunda etapa, el enamoramiento
Es la del amor romántico, ese que nos hace mirar a la otra persona de una forma especial y única, porque sólo vemos en ella lo que tiene de bueno, o creemos que tiene, y ninguneamos lo que tiene de malo o así lo creemos.
Es la de la atracción sexual selectiva, el verdadero flechazo, vamos. Cuando no piensas en nada más que la otra persona, cuando puedes llegar a perder hasta el apetito y el sueño porque lo único que existe es el ser amado.
En esta fase actúan otras tres hormonas diferentes: dopamina, adrenalina y serotonina, si bien antes hay un desencadenante, porque han de saber que el verdadero enamoramiento sobreviene cuando nuestro cerebro produce feniletilamina. Sí la del chocolate. Un asunto de adicciones por lo que se ve.
Tercera etapa, el vínculo
Superadas las dos etapas anteriores, si la relación continúa, aparece esa “ligazón” que mantiene a la pareja unida. Es la de mayor duración y en ella encontramos un cariño y afectividad con la persona amada que, para muchos, roza la amistad. Una etapa que está relacionada con la producción de otras dos hormonas: vasopresina y oxitocina.
Esta última, además de liberarse en el parto y consolidar la unión madre-hijo, se libera también en los orgasmos y se cree que establece lazos afectivos cuando intimamos: cuanto más sexo haya, más fuerte será la unión. Dicen que es la auténtica molécula del amor.
En definitiva, el amor es química y algo de amistad o, mejor dicho, una amistad con momentos eróticos que disparan nuestras hormonas. Ellas definen nuestro calendario amatorio: la testosterona iniciando el deseo y la oxitocina manteniendo la fidelidad. Maldita ciencia, o lo del filósofo: El amor, ese estado de imbecilidad transitoria’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] Esta entrada apareció publicada el 14 de febrero de 2020, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer.

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