lunes, 16 de marzo de 2020

Importancia de la ecuación de Dirac (y 2)

(Continuación) Trato de decir que dicha ecuación de ondas no trataba por igual los conceptos espacio y tiempo, no explicaba el espín como propiedad fundamental de las partículas sin equivalencia y no incorporaba la energía en reposo (ya sabe, el archiconocido E = m·c²) entre otras limitaciones físico-matemáticas. En definitiva que tal como fue introducida, no tenía en cuenta los efectos relativistas de las elevadas velocidades del electrón en el átomo.
Y en esto llegó Dirac
Y así fue hasta que, como cualquier comandante revolucionario de la trova cubana, llegó Dirac y, como aquel mandó parar, éste se propuso conjugar cuántica y relatividad, deduciendo la ecuación del electrón libre relativista de 1928. Una ecuación que unía ambas propuestas y explicaba el comportamiento de los objetos muy pequeños que, además, se mueven muy deprisa.
Por eso les decía que la de Dirac no es más que la versión relativista de la ecuación de ondas de la mecánica cuántica, algo que tiene poco o nada de romántico y que sin embargo ya ve hasta dónde nos ha traído un tatuaje alusivo. Pero no, como dijo el genio relativista ‘La ley de la gravedad no es responsable de que la gente se enamore’, por mucho amor, ciencia y entrelazamiento cuántico que esté recreado bajo un seno femenino con forma de supuesta ecuación.
Y si en el dominio de lo microscópico existe la antimateria, de forma que toda partícula en el cosmos tiene su antipartícula, su “yo” negativo, que no olvidemos cuando se encuentran se destruyen, ¡ojo al dato aniquilador¡ Y también existe la conexión cuántica, por la que que dos partículas que han estado en contacto siguen influyéndose mútuamente hasta el infinito aunque estén separadas millones de años luz de distancia, de modo que todo lo que le ocurra a una, tendrá reflejo en la otra.
Ha de saber que, por lo que sabemos, nada de esto sucede en el mundo macroscópico, donde no existe esa especie de “hasta que la muerte nos separe” ratificada por la ecuación con símbolos y signos fisico-matemáticos y entre los que falta por cierto el de “igual a cero”. Un olvido de enamorada.
Hablando de olvido, no quiero dejar de poner negro sobre blanco un detalle físico relacionado con la propiedad física espín (del inglés spin 'giro, girar'), momento cinético o angular de cualquier partícula o sistema de partículas elemental, sin equivalencia en la física clásica y caracterizado por un valor fijo.
Una propiedad fundamental de estas partículas que las divide en dos familias totalmente distintas e independientes. Los bosones, con un valor de espín entero (sirva de ejemplo el fotón) y responsables de la transmisión de las fuerzas de la naturaleza, y los fermiones, de valor de espín semientero (sirva de ejemplo el electrón) y constituyentes de las partículas elementales. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.



1 comentario:

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