[Esta entrada apareció publicada el 06 de marzo de 2020, en la
contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
Es una de esas
expresiones que todos hemos oído, leído, incluso, pronunciado y escrito, en más
de una ocasión y en casi todos los ambientes -familiar, laboral, redes sociales
o medios de comunicación-, y así nos encontramos con perlas como: “España
necesita dar un giro de 360 º a su legislación laboral”, “El caso está
en fase de investigación y podría dar un giro de 360 º”, sin olvidarnos del
vitalista “Quiero darle a mi vida un giro de 360 º” que expuestos así,
parece claro lo que se pretende con ellos: transmitir la idea de un cambio
rotundo y radical. Sin embargo, pensándolo con detenimiento y algo de lógica, resulta
que es todo lo contrario y basta con recurrir a unos elementales conocimientos
de matemáticas para comprenderlo.
De la enseñanza
secundaria recordamos que ‘grado’ es la unidad de la magnitud ‘ángulo
en el plano’, y que una circunferencia contiene 360 º en la escala sexagesimal, es decir, que si giramos
360 º lo que hacemos es quedarnos tal como estábamos. Le propongo un sencillo
experimento mental. Imagine que se pone de pie en medio de un dormitorio y enfrente
tiene la puerta de entrada. A continuación se gira 90 º a la derecha, por lo
que pasa a ver la puerta del cuarto de baño. Gira otros 90 º, ya lleva 180 º, y
lo que ve es la pared donde están los armarios. Vuelve a girar otros 90 º, por
lo que ya lleva 270 º, y entonces ve la pared donde está la cabecera de la
cama. Continuando en el mismo sentido se gira ahora otros 90 º, son ya 360 º
girados, entonces lo que ve es…
… En efecto, la pared
donde está la puerta de entrada al dormitorio, justo donde empezó. Vamos que no
ha cambiado nada con el hecho de dar un giro de 360 º, entonces, ¿dónde está el
cambio radical y rotundo? ¿Se da cuenta de la estulticia? Pues precisamente para
estas cosas sirven las matemáticas, para no quedar como un simple ignaro. Si lo
que queremos es transmitir el mayor de los cambios posibles, la expresión
correcta a utilizar es “Dar un giro de 180 º”, pues no lo hay mayor. Girando
180 º terminamos lo más diferente, opuesto y alejado posible de la posición
inicial, ya que no se puede cambiar más.
Entendido esto se comprende porqué
algunas personas, después de haber llevado a la práctica lo de: “Quiero
darle a mi vida un giro de 360 º”, terminan diciendo aquello otro de: “Ayer
le di un giro de 360 º a mi vida. Resultado: me mareé”. Es lo máximo que se
puede esperar de tan tontuno giro. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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