martes, 22 de octubre de 2019

Las cenizas de Holmes [CR-58]

No me refiero por supuesto a los inexistentes restos crematorios del archiconocido personaje de ficción, creado en 1885 por el escritor escocés Arthur Conan Doyle. Ya saben, el inefable Sherlock Holmes. No a ellas por razones obvias sino a otras, éstas de tabaco, y de las que el detective inglés se jactaba de tener profusos conocimientos científicos, hasta el punto de haber escrito una monografía sobre ellas. Un libro imaginario, claro. Les cuento.
Resulta que en la ficción novelera -y gracias a su apabullante inteligencia, aguda observación, profundos conocimientos de química y uso milimétrico del razonamiento deductivo- Holmes podía, con solo mirar los restos dejados en un cenicero, reconocer, no ya la marca del cigarrillo, cigarro, puro o tabaco de pipa fumado, sino averiguar características del mismo fumador: procedencia geográfica, manías, hábitos y hasta preocupaciones intelectuales. No les digo más. Elemental, queridos.
Un supuesto libro les decía, donde se describen las diferencias entre 140 tipos de cenizas y que aparece citado en más de una ocasión, si bien debió ser escrito en la primera mitad de la década de los 80 del siglo XIX, ya que la novela Estudio en escarlata, donde aparece por primera vez es de 1887. En la misma, nuestro detective, y a efectos de investigación científica, diseña un extraño equipo de laboratorio que le permite “fumar” varios cigarros a la vez y recoger las muestras de cenizas.
El título del mismo nos lo da el generoso Watson tres años después, en su siguiente novela El signo de los cuatro (1890), y la verdad es que resulta algo prolijo: ‘Sobre las diferencias entre la ceniza de varios tipos de tabaco. Una enumeración de 140 formas de cigarros, cigarrillos y tabaco en pipa, con laminas a color que ilustran las diferencias entre las cenizas’. Hasta donde he podido averiguar, vuelve a aparecer en el relato Las aventuras de Sherlock Holmes de 1892.
Tal popularidad adquirió el susodicho tratado, cargado de minuciosos detalles tabaquiles fruto de la investigación holmesiana, que en cierta ocasión un estanquero de Filadelfia le preguntó al mismo Arthur Conan Doyle, dónde podía conseguir un ejemplar del mismo. Ni que decirles tengo que al escocés maldita la gracia que le hizo.
Pero claro esto es ficción, y en la vida real, personas como el inquilino del londinense 221B de Baker Street junto a su inseparable Watson no existen, y hechos como los de las cenizas no ocurren ¿O sí? ¿Qué dice la ciencia al respecto? Para dejar en alto la intriga les diré que demuestra algo que ya sabemos, la realidad supera a la ficción. Me voy con una holmesiana, claro: ‘Cuando todo aquello que es imposible ha sido eliminado, lo que quede, por muy improbable que parezca, es la verdad’.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] Esta entrada apareció publicada el 17 de octubre de 2019, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer.



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