viernes, 28 de junio de 2019

“6 + 7 = 18”. Origen y papanatismo pedagógico

(Continuación) Una evaluación totalmente respaldada por esta ley de educación que, no en vano, contiene en su texto pequeños tesoros pedagógicos como, cito literalmente: “A partir de la aplicación de la ley, el error no será considerado ya como un defecto, sino como la expresión auténtica del dinamismo subyacente del alumno” ¿Cómo lo ve? ¿Propio para un sketch del ‘Club de la comedia’ o le da un poco de miedito nada más pensar en su primera derivada?
En busca del origen
La divertida parodia docente de la descacharrante suma apareció publicada en la página 40, era la de humor de la revista, del número 102 correspondiente a febrero de 1999, del Boletín que mensualmente publican los Colegios de Doctores y Licenciados en Filosofía, Letras y Ciencias, y venía firmada por un tal “Inocencio Docente”, un apodo humorístico, claro.
Un mes después y en la “primera” de ABC del 12 de marzo de 1999, aparecía publicado un artículo homónimo firmado por el filólogo, dialectólogo, lexicógrafo y crítico literario español Gregorio Salvador Caja (1927), vicedirector por aquel entonces de la Real Academia Española (RAE).
Un texto que reproduciría años después en su libro de 2004, El destrozo educativo, publicado por el Grupo Unisón Produciones, S.L. y en el que planteaba, mediante una serie de artículos como argumentario, la posibilidad de analizar y examinar el estado de la educación/enseñanza, sin necesidad de recurrir a un enfoque didático o legal.Ya saben que no hay (casi) nada imposible en esta vida, si acaso muy improbable. Eso sí.
            Papanatismo pedagógico
Un paródico escrito, el de “Inocencio Docente”, que en principio se podría tomar como un motivo más para sonreír, lo que siempre está bien. Bien, claro, si no fuera porque, por desgracia, se parece y mucho a buena parte del papanatismo pedagógico envolvente. Y eso ya no está tan bien.
De modo que, en mi opinión, es más un mecanismo personal de defensa psicológica que un motivo humorístico colectivo. Una dosis impresa de auto caricatura profesional frente a la estulticia pedagogo-administrativa, en este caso relacionada con la obstinación educativa de calificar sólo lo positivo y no destacar, en absoluto, lo negativo.
Como si fuera posible aprender así, que es lo que piensa la mayoría de estos renegados de la tiza ¡Joder, qué tropa!, que dicen que dijo alguien. Y lo peor es que esto no es todo, no, basta con fijarse en lo que se parecen el remedo sarcástico del texto y las orientaciones pedagógicas promovidas por la Logse. (Continuará)
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