(Continuación) Sí, las madres tienen razón todas las
veces -es algo de lo que estoy convencido hoy que soy ya abuelo- aunque ya me
cuidaba -nos cuidábamos todos los hermanos, y con nuestra peor cara de enfado-
de reconocérselo así por aquellos entonces.
Si la exigencia nace del verdadero cariño y la
autoridad es entendida en su más profundo sentido humano, ¿cuándo se equivoca
una madre en lo referente a sus hijos? Nunca, bueno, creo que nunca, pero de lo
que estoy seguro es que, ahora recuerdo, tampoco le faltaban muletillas para
reforzar la idea. Vean si no.
“La
mentira es una araña negra y fea”, “Del tiempo de Maricastaña o del catapún”,
“Eso está hecho en menos que canta un
gallo”, “Cuando un hombre bebe de
más, deja de divertirse para divertir a los demás”, “Antes se coge a un mentiroso que a un cojo”, “Aquí paz y después gloria”, “Vas
a casa del abuelo en un plis-plas”, y así un largo, largo, etcétera.
Por cierto, y en otro orden de cosas, la expresión “En un santiamén” proviene de una
contracción de las dos últimas palabras latinas que decíamos al santiguarnos: “In nomine Patris, et Filii, et Spiritus
Sancti. Amen”. Una expresión de otro siglo y pre-LOGSE, que hace referencia
a una breve duración, a algo rápido e inmediato, a un período de tiempo pequeño,
y que equivale a decir “En un periquete”,
“En un decir Amén”, “En un tris-tras”, o a algunas de las ya
citadas.
Ni que decirles que el tiempo empleado en escribir
esta ‘Opinión semanal’ se me ha pasado en un santiamén.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean
ampliar información sobre ellas.
[**] Esta entrada fue publicada el sábado 18 de mayo de 2019, en el diario digital Rota al día.
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