El 6 de marzo de 1869, estamos en pleno sesquicentenario, el químico Dimitri Mendeléiev comunicaba a la Sociedad Rusa de Química, su primera
versión de una tabla periódica de elementos químicos, correspondiente a los sesenta
y tres (63) conocidos hasta entonces.
En ella aparecían distribuidos en filas y columnas, siguiendo un orden
creciente de masas atómicas (en puridad, de números atómicos)
y basándose en las propiedades químicas de las sustancias simples que formaban. Una distribución que dejaba bien a las claras, cómo determinadas propiedades atómicas y
físico-químicas se repetían de manera periódica.
Una inexorable regularidad que visibilizaba una ley científica de la
misma importancia que el teorema de Pitágoras,
las leyes de la dinámica, la gravitación universal newtoniana o el
emparejamiento entre las bases del ADN, por citar algunas.
En este caso se trataba de la ley de la periodicidad de las propiedades
químicas y atómicas de las sustancias simples y los elementos químicos, y de la que la tabla es un testimonio de su
universalidad como ley general de la naturaleza y de la realidad de sus
manifestaciones.
Desde entonces ha sido ampliada y modificada en función, tanto de los
nuevos elementos hallados (ya son 118), como del desarrollo de nuevos cuerpos
teóricos explicativos. De hecho, no faltan quienes piensan que ambas, tabla y
ley, vienen a ser como el mismo corazón de la química. No sé yo esas analogías.
Y es evidente que semejante prueba del ingenio humano no debe pasar
desapercibida, de ahí las numerosas conmemoraciones, celebraciones y
reconocimientos que recibe y recibirá a lo largo de este año. Les nombro
algunas. La ya citada del 150 aniversario del nacimiento de este icono de la
ciencia y la cultura, en el que se ha convertido (qué recuerdos escolares) la
tabla periódica.
Una cifra redonda donde las haya por lo que, para conmemorarla, Naciones
Unidas ha tenido a bien declarar este año del Señor, Año Internacional de la Tabla Periódica de Elementos Químicos (IYPT
2019).
Iniciativa que fue apoyada por la Unión
Internacional de Química Pura y Aplicada, IUPAC, una asociación que nació
en 1919, de modo que este año cumple su centenario (IUPAC 100). Cifra redonda por antonomasia, a qué dudarlo, pero es
que, y me voy ahora a lo personal, este año se cumple el 185 aniversario del
nacimiento de Mendeléiev. Otra fecha que tal. En fin.
Ya en otro orden están las dos monumentales tablas construidas en las
fachadas de las universidades de México y Murcia. Los décimos del pasado 2 de
marzo de la Lotería Nacional, con la imagen de dicha tabla murciana. O el sello
emitido el 9 de enero por Correos, en el que se representan los tres elementos
químicos españoles. ‘Unidad en la variedad y
variedad en la unidad’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
[**] Esta entrada apareció publicada el 08
de marzo de 2019, en la contraportada del semanario Viva Rota,
donde también la pueden leer.
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