(Continuación) Que es lo que ocurrió con la implantación de este decreto
-necesario para compensar la diferencia temporal acumulada a lo largo de los
siglos, entre el entonces presente calendario
juliano y las efemérides astronómicas-, que lo cierto es que fue irregular
y discontinua en buena parte del mundo.
Una suerte desigual la que corrió su implantación pues, mientras en los
estados católicos (España, Italia, Portugal, Polonia, Francia) su adopción
fue casi inmediata (1582), en Gran Bretaña, sus colonias y los países
protestantes no lo hicieron hasta mediados del siglo XVIII.
Al respecto de lo que les decía más arriba, acerca del retraso en la
implantación por parte de los hijos de la pérfida
Albión, sirvan las palabras del gran astrónomo Johannes Kepler (1571-1630), quien manifestó “prefiero estar en
desacuerdo con el Sol a estar en consonancia con el Papa". No les digo más,
ciencia frente a creencia.
Siguiendo con el asunto calendario que nos trae, los países de tradición
ortodoxa no lo adoptaron hasta comienzos ya del pasado siglo XX. En concreto,
en Rusia, el calendario gregoriano
se introdujo el jueves 31 de enero de 1918, siendo el día siguiente el viernes 15
de febrero de 1918.
Les supongo al tanto de un par de detalles calendarios. Uno. Los cambios
afectaron solo a los días del mes y no a los de la semana. Y así, al jueves 4
de octubre de 1582 le siguió el viernes 15 de octubre, como al jueves 31 de
enero de 1918, le siguió el viernes 15 de febrero de 1918. Dos. Naturalmente
los días eliminados no fueron siempre los mismos, sino que fue aumentando
conforme pasaban los siglos.
Unos cambios de fechas que llegaron a plantear hasta un cambio de mes,
lo que no dejaría de ser aparentemente paradójico. Vean si no. La conocida Revolución de Octubre se denomina así,
lógicamente, por iniciarse en dicho mes de 1917, pero del entonces vigente calendario
juliano en Rusia (mire la fecha más arriba).
Sin embargo, en la actualidad, dicha fecha cae en el mes de noviembre con
el calendario gregoriano, y es en la que para más inri se celebra. Así que una revolución de octubre que se celebra
en noviembre, lo dicho, una paradoja. Y cierro paréntesis.
Una herramienta, vuelvo a la tabla periódica de 1869, en cuyo desarrollo
desempeñó un papel fundamental Dimitri
Mendeléiev (1834-1907) y de quien, yendo a lo personal, este año se cumple (3)
el ciento ochenta y cinco aniversario de su nacimiento.
Así que en 2019 se cumplen el
sesquicentenario (150 años) y el Año Internacional de la tabla, y el centésimo
octogésimo quinto (185º) aniversario del nacimiento de su autor, por lo que ya llevamos tres de las
celebraciones anunciadas que, claro está, no quedan aquí.
Resulta que la decisión del Año Internacional fue una iniciativa que en
su momento fue apoyada por la Unión
Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC,
por sus siglas en inglés), que
es la
autoridad oficial mundial encargada de algunas cuestiones.
Entre otras, de la nomenclatura
y simbología química de los nuevos
elementos de la tabla periódica. Vamos que, para entendernos, es la que los
bautiza desde el punto de vista químico al decidir su nombre y símbolo.
(Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las
palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar
información sobre ellas.
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