El nombre proviene del latín ‘Martius’,
que era como se conocía al primer mes del antiguo
calendario romano, que contaba con tan solo diez (10), y que llevaba en
honor al dios romano de la guerra, el fiero ‘Mars’.
Una asociación nada inocente ésta, ya que era precisamente en este mes
cuando se iniciaban las campañas bélicas, aprovechando la bonanza climática de
la inminente estación, astronómica y meteorológica, de la primavera.
En la actualidad, desde el año 153 a. C. y por motivos que no vamos a
repetir, marzo ocupa el tercer lugar
en el calendario gregoriano,
contiene treintaiún días, y es el mes en que tiene lugar, alrededor del día 21,
uno de los dos equinoccios del año. En este caso, el equinoccio de marzo.
Que en el hemisferio norte o septentrional da inicio a la estación de la
primavera, por lo que también se le conoce como equinoccio primaveral o vernal,
pero que en el hemisferio sur o meridional da comienzo al otoño, por lo que
también se le conoce como equinoccio otoñal. Así que mejor llamarlo equinoccio
de marzo y no dar lugar a confusión.
En cualquier caso, estamos ante una de las cuatro (4) situaciones astronómicas,
que no meteorológicas, relacionadas con la posición relativa del planeta Tierra y la estrella Sol, que nos marcan los cambios de
estaciones y denominamos equinoccios
y solsticios respectivamente,
existiendo dos de cada una.
En otro orden de asuntos, ni que decir tiene que el nombre del mes
también guarda relación con el planeta homónimo Marte. Su rojo color, tan relacionado con la sangre, hizo que se le considerara desde tiempos antiguos como un
símbolo del dios de la guerra. De hecho, incluso, en el campo de la astronomía, en no pocas ocasiones se
hace referencia a él como el ‘Planeta Rojo’.
En orden de proximidad al Sol es el cuarto (4º) de nuestro sistema y
forma parte de los llamados telúricos
o de naturaleza rocosa como la Tierra. Si bien, de los planetas interiores
-junto a Mercurio, Venus y Tierra-, es el más alejado y,
en muchos aspectos, el más parecido al nuestro.
Ya que estamos, no podemos dejar sin apuntar que, al igual que ocurre
con el mes, nuestro segundo día de la semana, también le debe el nombre al dios
de la guerra ‘Mars’. En realidad, dichos nombres provienen de los siete (7) objetos
celestes móviles en el firmamento, que ya los antiguos mesopotámicos veían a
simple vista, a saber: Luna, Marte,
Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno y Sol.
Como es evidente, no todos estos cuerpos son lo que hoy conocemos como planetas (“errantes”), ya que también
hay una estrella y un satélite. Nuestra estrella y nuestro
satélite, que son únicos para nosotros. ‘Uno
es número, pero no hace número’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
[**] Esta entrada apareció publicada el 01
de marzo de 2019, en la contraportada del semanario Viva Rota,
donde también la pueden leer.
¿Qué opina de la cara de Marte? ¿realidad o leyenda? Espero con interés su respuesta
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