(Continuación)
¿Por qué esa diferencia de dos años, entre la escritura de la letra (1816)
por el padre Joseph Mohr, y la composición de la melodía (1818)
por el maestro de escuela y organista Franz
Gruber?
Por lo que sabemos, la conjución
de letra y música se pergeña en los días previos a la Navidad de 1818 cuando el
sacerdote -ya a cargo de la Iglesia de San Nicolás, en la población austriaca
de Oberndorf-, está preparando la Misa
de Gallo. Y decide llevarle al músico unos villancicos para que le haga
unos arreglos, a fin de ser cantados sólo con el acompañamiento de una guitarra.
Y con el deseo de aportar algo
nuevo a la ceremonia de aquella noche, lleva también el poema ¡Stille Nacht! ¡Heiligen Nacht!, que
había escrito dos años atrás, cuando oficiaba en la parroquia de la pequeña
aldea de Mariapfarr, a fin de que le componga una sencilla melodía a la guitarra.
Por lo que sabemos no hubo el
menor de los problemas, y la tarde del 23 de diciembre la música que se iba a
cantar en la Misa de Gallo estaba lista, incluido el poema hecho villancico.
Pero, ¿por qué Mohr quiso utilizar la guitarra como único instrumento? ¿Por qué
no utilizar el órgano, que hubiera sido lo más lógico? Es más, ¿qué le indujo al
bueno de Mohr a querer musicar el poema?
Preguntas en busca de respuestas
Por lo que sabemos las respuestas
son variadas, si bien todo apunta a que el órgano de la iglesia estaba
estropeado, y muy lejos de sonar de manera mínimamente aceptable. Necesitaba de
un arreglo in situ, que difícilmente se
le podía realizar dadas las malas condiciones meteorológicas imperantes por
esas fechas. Recuerden que estamos en los últimos coletazos del “año sin verano”,
y ningún restaurador de instrumentos musicales se arriesgaría a viajar hasta allí,
en semejantes fechas.
Pero, ¿cuál era el motivo del
desperfecto? Según reza una leyenda, hay varias, el órgano de la iglesia de
Oberndorf no estaba en condiciones de funcionar correctamente porque lo habían corroído
en parte los ratones. Según otra, había sido el frío y el mal tiempo imperante
durante tantos meses, los causantes de su deterioro. (Continuará)
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