domingo, 16 de diciembre de 2018

Diciembre [CR-20]

Debe su nombre a que era el décimo mes (en latín decem) del año en el antiguo calendario romano. Claro que eso fue así hasta que se añadieron dos meses más por decisión de Julio César, y corriera dos lugares su posición hasta la actual, la duodécima. Un cambio que no afectó a su denominación ordinal, como también le ocurrió a noviembre, octubre y septiembre.
Una paradoja más sin la menor importancia, como lo es el hecho de que el actual calendario gregoriano empiece en enero, a pesar del deseo del propio Julio César. Y es que él prefería que el año arrancara en marzo con el equinoccio de primavera, lo que no pudo ser. Esa batalla se la ganó el Senado, que optó por el solsticio de invierno como fecha de inicio. Está visto que en política como en todo, no siempre se puede ganar.
Volviendo al asunto del mes iniciático, ni que decirle tengo que al planeta le importa bien poco cuándo los humanos deciden que el año comience. Ella está en lo suyo, tardando 24 h en dar una vuelta sobre su propio eje, o sea un día, y empleando 365 días en trasladarse alrededor del Sol, o lo que es lo mismo un año. Eso entre otras ocupaciones terráqueas. Pero el día en el que lo hace y el punto de la órbita en el que ella se encuentre en ese instante, es algo que le resulta del todo indiferente. No es más que un asunto terrenal, propio de los hombres. Lo de la Tierra es girar.

Por cierto, en la entrega ‘Noviembre’ les enseñé un refrán nemotécnico para saber los días que tenía cada mes, y les hablé de la amanuense ‘regla de la mano cerrada’. Pues bien, dado que un amable lector me ha pedido que la cuente, aquí está. Es muy simple. Basta con que cierre una mano con el dorso (parte opuesta de la palma) hacia arriba y observe los 4 nudillos y los 3 espacios entre ellos. Los nudillos representarán a los meses de 31 días y los espacios a los de 30 o menos (febrero).
Y a contar. El primer nudillo representa a enero (31); el primer espacio a febrero (28 o 29, ya sabe). El segundo nudillo a marzo (31); el segundo espacio a abril (30). El tercer nudillo a mayo (31); el tercer espacio a junio (30). El cuarto, y último, nudillo a julio (31). Y vuelta a empezar. El primer nudillo representa a agosto (31); el primer espacio a septiembre (30). El segundo nudillo a octubre (31); el segundo espacio a noviembre (30). Y el tercer nudillo a diciembre (31). Es fácil, ¿verdad? Les dejo con una frase aristotélica: ‘Lo probable es lo que ocurre con frecuencia’.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] Esta entrada apareció publicada el 07 de diciembre de 2018 en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer.


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