lunes, 26 de noviembre de 2018

Otros vuelos en globo. ‘Montgolfiera’, 1783 (2)

(Continuación) El caso es que como la experiencia fue bien, y los animales regresaron sanos y salvos, el rey Luis XVI dio permiso para un nuevo ensayo, ahora sí, con seres humanos.
Con un solo ser humano de tripulación

Parece ser que los días 15 y 17 de octubre, nuestro viejo conocido Pilâtre de Rozier se presentó como voluntario y -en una mongolfiera de veintitrés metros (23 m) de alto y doce metros (12 m) de diámetro, de color azul y oro, y decorada con flores de lis y la figura del rey-, hizo unas primeras ascensiones con el globo sujeto por cuerdas. Lo que bien pudo ocurrir.
De ser así y a sus veintinueve (29) años, Pilâtre, que ya había inventando una máscara antigas y un soplete que utilizaba gas hidrógeno (H2) como combustible, se convertía en el primer aeronauta humano. En fin.
De lo que sí tenenos constancia documental es del vuelo que tuvo lugar unos días después, y ahora con varias personas a bordo del aerostato. En concreto el domingo 19 de octubre de 1783 en París, llevando a dos personas en su canastilla.
Con una tripulación de dos hombres
Una de ellas, ya lo supondrá, era el científico Jean-François Rozier Pilâtre y la otra un empleado de nombre André Giroud de Villette, que pidió subir a la canasta de mimbre circular para acompañarlo. Y así fue.
Delante de una gran multitud, este primer par de navegantes del aire se elevó en el aerostato anclado en los jardines de la fabrica del Réveillon sostenido por gruesas cuerdas. Permanecieron en el aire unos diez minutos (10 min) a cien metros (100 m) de altura para después descender.
Al día siguiente, 20 de octubre de 1783, el propio André escribió al Journal de Paris esta carta que se publicó el día 26:
"[...] Ayer, 19 de la corriente, como asistente de la fábrica real de M. Réveillon, obtuve de estos señores el gentil permiso para subir a la parte de la canasta opuesta a la que estaba el Pilâtre de Rozier para servir como contrapeso.
Me encontré casi en el intervalo de un cuarto de minuto, elevado a 400 pies de tierra [...]. Permanecimos en esta posición diez minutos. [...] Cuando giré, pude ver los bulevares, desde la puerta de Saint-Antoine hasta la puerta de Saint-Martin, todos cubiertos de gente [...]. Entonces, [...] tomé mi vista en la distancia. Al principio vi el Butte-Montmartre, que me parecía estar a la mitad del nivel de nuestro nivel; Descubrí fácilmente a Neuilly, Saint-Cloud, Sevres, Issy, Ivry, Charenton, Choisy y quizás a Corbeil, a quienes la niebla me impedía distinguir.
Desde el principio estuve convencido de que esta máquina barata sería muy útil en un ejército para descubrir la posición de su enemigo, sus maniobras, sus marchas, sus disposiciones y anunciarlos por medio de señales a las tropas aliadas de la máquina. [...]”. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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