¿Coincidieron estos terribles
vertebrados y los seres humanos en el planeta? Es una de las preguntas con las
que abría esta columna del semanario y cuya respuesta afirmativa
extraída de una encuesta, presentaba un significativo y alarmante porcentaje.
Siendo como es falso de toda falsedad
que dinosaurios y humanos no convivieron, ¿de dónde
pudieron obtener tan falaz información? Hasta donde alcanzo a comprender, las
respuestas se pueden agrupar en tres grandes categorías, de naturalezas bien
diferenciadas:
a) Naturaleza cinematográfica. Sin duda, para muchas personas entre
las que me cuento, las entretenidas escenas del séptimo arte en las que
aparecen reptiles gigantescos y hombres prehistóricos, han configurado en buena
medida nuestra visión al respecto.
Y uno de los referentes es la película Hace un millón de años (1966), de la que
les confieso no recordar el nombre de ninguno de los dinosaurios que en ella salen.
La única imagen que retienen mis
retinas es la de la escultural Raquel
Welch, enfrentándose a los dinosaurios y vestida con un espectacular biquini de piel, probablemente el
primer biquini prehistórico. Pero de nada más lo siento, además que más da, es
sólo cine.
b) Naturaleza religiosa. En más de una de estas creencias, de
una forma u otra, se abre una ventana a la posible coexistencia de ambas
especies animales, ellos y nosotros. Total, si aceptamos que el mundo fue
creado en seis días, exactamente a las 18:00
del sábado 22 de octubre del 4004 a.C., ¿por qué no iban a compartir el
planeta dinosaurios y hombres?
Al fin y al cabo es solo una creencia
que expuesta así, no hace daño a nadie ¿O sí? Precaución.
c) Naturaleza falaz. Es decir una impostura
embaucadora, muchas veces revestida de pseudociencia
con la espuria pretensión de darle cierta credibilidad científica. La
protagonizan ganapanes que lo mismo montan en “caballos de troya” que en “naves
del misterio”, titotatín tatín..., y se basan sólo en evidencias o lo que es
peor aún, en falsas pruebas. Ojo, no se fíen de ellos. Caución.
De lo que sí se puede fiar es de lo que
le diga la ciencia, único cuerpo de
conocimientos ciertos, que sólo se guía del valor de las pruebas, lo que es una
garantía.
Según ella los dinosaurios comenzaron a
existir hará unos doscienos treinta millones (230 000 000) de años y se
extinguieron hace unos sesenta y cinco millones (65 000 000), probablemente por
la colisión de un asteroide con la Tierra.
Mientras que la de los homínidos
arrancó hace sólo unos cuatro millones (4 000 000) de años, de forma que fue
imposible de toda imposibilidad la convivencia entre humanos del paleolítico y lagartos jurásicos.
Bien, nunca convivieron dinosaurios y
hombres pero, ¿podrían convivir? No se lo digo por la omnipresente saga
jurásica sino por el microrrelato monterrosino: ‘Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] Esta entrada apareció publicada el 29 de junio de 2018
en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden
leer.
¿Cuántos relojes de sol hay en Rota?
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