martes, 14 de agosto de 2018

Ilusión de pared de cafetería

Las ilusiones ópticas son percepciones visuales que a pesar de no ajustarse a la realidad, nos ayudan a entender cómo vemos y reconstruimos el mundo que nos rodea. Ellas ponen de manifiesto que, como algunos creen, nuestros ojos no son cámaras de vídeo que graban todo lo que ocurre, no, la cosas no funciona así.
También interviene nuestro cerebro, que interpreta y reelabora la información que proporcionan nuestros sentidos, en un proceso evolutivo que la mayoría de las veces, lejos de darnos problemas por el contrario nos ayuda.
Pero a veces, en determinadas circunstancias, resulta que no tenemos suficiente información o nos influye el contexto y esta reconstrucción resulta ambigua o defectuosa. Son las ilusiones ópticas que hacen que no nos fiemos de nuestros propios ojos. Una cuestión entre nuestro cerebro y nosotros, como esta ilusión de efecto muy parecido a la que les traje la semana pasada, la ilusión de Zöllner.
Las líneas que tiene ante sus ojos son paralelas aunque no se lo parezca debido, tanto a la disposición de los cuadros como al contraste entre el blanco y el negro. Ambos dificultan que se vea bien la línea que separa las filas y que hacen que cada cuadro parezca más ancho en uno de los extremos.
Aunque es conocida desde 1898, ciento veinte años ya, en realidad no se popularizó hasta que en los años 70 del siglo pasado el neurólogo Richard Gregory (1923-2010) le puso su nombre al verla en la pared de una cafetería de la inglesa ciudad de Bristol. Es más, en la australiana Melbourne se encuentra el Edificio Digital Harbour que juega con este efecto.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.


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