Salvando la obviedad que supone el doble guiño de llamar
a la sección y a ésta su primera entrada, aludiendo a la internacional y
marinera receta culinaria, al fin y al cabo una forma más de pescar al lector
avisado, salvándola digo, paso a la razón por la que les traigo este negro
sobre blanco periodístico.
Que no es otro que el de la divulgación científico-tecnológica,
por aquello del “divulga que algo queda”,
ya saben. Ése es el fondo del asunto, dado el importante papel que ciencia y tecnología juegan en nuestras vidas. Tan importante que en mi
opinión, es más que probable que de una forma u otra, en este mundo actual no
quede nadie que no se encuentre afectado por una, otra o ambas.
Por la ciencia por ser ésta un cuerpo de conocimientos
que genera y organiza un saber, por la tecnología porque es aplicación práctica
de aquella y por ambas, porque penetran de forma inevitable e ineludible en
nuestro quehacer diario. Nunca, nunca, como hoy ha sido tan importante que el
hombre tenga un mínimo de conocimientos científicos, para que no lo engañen
otros hombres.
Se lo digo así porque, según un reciente estudio y
perdonen pero tiro de memoria cuantitativa, ¡casi un tercio de la población
encuestada manifiesta que es el Sol
el que gira alrededor de la Tierra!
Y otros tantos opinan que el hombre nunca ha puesto el pie en la Luna, como lo leen.
Según ellos todo fue
un montaje de la NASA ya que es
imposible llegar hasta ella pues, ¡está demasiado lejos! Así de evidente y
simple lo ven. Y estamos a finales de la segunda década del siglo XXI.
Por no hablarles del porcentaje que piensa que hombres y dinosaurios coincidieron en el tiempo y compartieron el planeta
(¡ay! de la mala ciencia-ficción) o, lo que es más grave y preocupante, de
aquellos crédulos que confían en falacias como la homeopatía, la astrología,
la parapsicología, etcétera.
No sigo por no cansarles, pero no puedo obviar que
dicho estudio incide también en el interés de una mayoría, por ser informados sobre
temas científicos, en especial los relativos a los avances médicos y la salud
(80%), el medio ambiente (78%) y los descubrimientos en general (63%). Lo que
está bien.
Sin embargo, a tenor de lo escrito, cabría preguntarse:
¿Cuál es el nivel científico de los españoles?, ¿es parejo al de su interés? ¿Se
puede ofrecer a un público interesado pero no especializado, los últimos
avances de la ciencia y la tecnología? ¿Es posible informar, de forma
generalista pero sin populismo, sobre unos conocimientos científicos mínimos?
Ni que decir tiene que, en mi por otra parte
prescindible opinión, no solo se puede sino que se debe, y entre los fogones de
esa probable posibilidad se mueve esta sección en la que usted lector juega un
papel activo.
Lo podrá ejercer de forma privada, escribiéndome a carlosroque@ono.com o pública, entrando
en enroquedeciencia.es
donde podrán no sólo ampliar información, sino dejar sus preguntas,
comentarios, sugerencias, quejas, en fin todo aquello que consideren oportuno.
Y para acabar la cita de hoy, ‘Alea jacta
est’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las
palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información
sobre ellas.
[**] Esta entrada apareció
publicada el 15 de junio de 2018 en la contraportada del semanario Viva
Rota, donde también la pueden leer.
Buena idea.
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