(Continuación) Aparte del termómetro que medía el aire espirado,
nuestro prolífico inventor italiano Santorio
diseñó otro que había que sostener entre las manos durante una hora, a fin de
obtener una medición fiable de la temperatura corporal.
Pero independiente del modelo utilizado, todos ellos se basaban en la
medida del cambio de temperatura, observando la distancia que el líquido
recorría durante diez (10) tictacs de un pequeño péndulo o pulsilogium, otro de sus inventos. o:p>
Por cierto que este método se
reveló como un excelente indicador de la fiebre, y todo que les escribo lo sabemos gracias a su ‘Commentaria in primam fen primi libri canonis Avicennae’, 1625.
Termoscopio
y termómetro clínico
Antes de continuar y por aquello de ‘Dar
al César lo que es del César... dejemos constancia escrita de que el termoscopio fue un dispositivo inventado
entre 1592 y 1603 por Galileo, y consistía
en un tubo de cristal lleno de un líquido (primero fue agua, H2O) sensible
al calor, que hacía ascender o
descender unas esferas de cristal en su interior según variaba la temperatura.
Un instrumento que carecía de escala de medida y que solo se usaba en
exteriores para medir la temperatura
ambiente. Con posterioridad, en 1610, Galileo utilizó vino en lugar de agua,
siendo probablemente el primer termómetro
de alcohol de la historia.
Pero es Santorio quien en 1612 desarrolla y utiliza el primer termómetro (tiene gradación) clínico (mide la temperatura corporal). Naturalmente a partir de esa
fecha, otros inventores surgen con nuevas ideas y aplicaciones que transforman al
termómetro (clínico o no) y su uso, adaptándolo a las exigencias de los
tiempos.
Y así, entre 1666 y 1667, tenemos
constancia documentada de que el filósofo y médico empirista inglés John Locke (1632-1704), llevó a cabo en
Oxford numerosas observaciones con fines médicos.
Fahrenheit,
Boerhaave
Es ya en el siglo XVIII cuando se produce un salto cualitativo en la
historia de los termómetros, y nos viene de la mano del físico, ingeniero y
soplador de vidrio alemán Daniel Gabriel
Fahrenheit (1686-1736) conocido entre otras por desarrollar el termómetro de alcohol en 1709, el termómetro de mercurio en 1714 y la escala homónima estándar de temperatura
en 1724.
Más exacto, cómodo y eficaz que los anteriores -es en realidad el primer
termómetro moderno- pronto fue incorporado a los botiquines de primeros
auxilios como una herramienta indispensable, aunque aún no tan precisa como los
que disponemos en la actualidad.
Es en esa misma época cuando el médico y botánico neerlandés Herman Boerhaave (1668-1738), uno de
los mentores en Holanda de Fahrenheit, quien junto a dos de sus discípulos utilizaron
su termómetro para medir la temperatura de los pacientes.
Un personaje a tener en cuenta este Boerhaave pues, a pesar de sus escasas
aportaciones y descubrimientos, influyó en su época y no poco, en tres campos distintos
del saber científico: química, botánica y medicina. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar
en el blog] las palabras en negrilla
y cursiva, si desean ampliar
información sobre ellas.
Le doy una idea, debería escribir un libro sobre ciencia y música, en la misma línea de '100 citas...
ResponderEliminarÚltimamente nos encontramos en plena demanda en la búsqueda y compra de productos relacionados con la lucha contra virus y bacterias. A la compra masiva de productos de salud se suman ahora los termómetros como herramientas de detección precoz de fiebre y febrícula. Este producto se ha desarrollado exponencialmente en los últimos años a través de mejoras tecnológicas que lo convierten en un instrumento indispensable en cada hogar, hospital, empresa, institución escolar, entre otros. Los termómetros Infrarrojo Digital permiten a los usuarios medir la temperatura en aplicaciones en las que los sensores de temperatura convencionales no pueden ser empleados. Permite medir la temperatura de la superficie del objeto sin la necesidad de contacto físico.
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