(Continuación) Ambos sistemas de herrajes resultan prácticos pues permiten
diferenciar animales de distintas camadas con solo observar el costillar, bien
visible por otro lado, y sin necesidad de hacerlo con el guarismo que no
siempre lo es tanto. El número
identificativo es la primera de las marcas representativas en lenguaje
numérico que lleva el toro, siendo la segunda el guarismo.
Guarismo. Coincide con la última cifra del año ganadero en
el que ha nacido el becerro y se sitúa en la paletilla o brazo. En un principio
podemos hacer una rápida asociación entre año natal y cifra, de modo que los
nacidos en 2013 llevarán el 3, los nacidos en 2014 el 4, y así sucesivamente, si
bien no todo es tan sencillo como parece. No lo es porque puede ser que un toro
haya nacido en el 2013 y sin embargo lleve el 4 en la paletilla, o en el 2014 y
lleve el 5.
No entraremos a matar ahora en este asunto “guarísmico”, pero vaya por
delante a modo de pista, el tercio de banderillas que supone la expresión “año
ganadero” de más arriba. Y ahí lo dejo, no sin antes resaltar que todas las
marcas van en el mismo costado de la res, aunque no es menos cierto que éste
puede ser el derecho (preferentemente) o el izquierdo.
Resulta que no hay nada legislado al respecto, por lo que el hecho de
herrar a un lado u otro se trata de una cuestión ganadera más que de tauromaquia, que queda en manos de la tradición,
la disponibilidad o sencillamente el gusto del propietario. Tanto es así que existen
ganaderías que hierran a los machos en un costado y a las hembras en el otro.
En fin que hay de todo como en botica.
Hablando del tema con alguien entendido me dice que además de la de
Baltasar Ibán, en Salamanca también está la ganadería de Rollanejo, que es de propiedad municipal y hierra sus reses en el
lado izquierdo.
Guarismo
y edad de lidia.
Ya que va de guarismo y antes de continuar con los que veremos esta
temporada taurina de 2018 en las plazas, le doy una larga cambiada para
plantearle una pregunta: ¿Por qué son tan
poco visibles los guarismos? ¿Se han fijado que rara vez se ven bien?
Una vez planteada y a la espera de su respuesta, vamos con los guarismos que
veremos este año en las plazas de toros y que, naturalmente, guardan relación con
la edad que por ley deben tener los animales según el festejo se trate de una becerrada,
una novillada o una corrida de toros. Empecemos con la edad del ganado vacuno.
Aunque no siempre fue igual, todo cambia en esta vida, hoy día las
novilladas se celebran con el mismo orden y rigor que las corridas de toros,
eso sí, con dos diferencias: una relativa a la res, su edad, tamaño o condición
y otra al matador, que en la novillada aún no ha tomado la alternativa.
De la edad del toro, condición esencial de la lidia, seguro que sabe que
por ella el animal es conocido con diferentes nombres. A modo de prontuario y
dependiendo de la cultura y costumbres de cada región, cuando nace y hasta que
cumple el año se le conoce como recental,
choto, mamón, churro, ternero, etcétera.
Una variopinta nomenclatura que se estandariza a partir de ese momento, de
forma que si ya tiene un año se le denomina añojo, si tiene dos años eral,
con tres se le llama utrero, con
cuatro cuatreño y ya es un toro, y con
cinco se denomina cinqueño. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar
en el blog] las palabras en negrilla
y cursiva, si desean ampliar
información sobre ellas.
¿Es cierto que los miuras tiene una vértebra más y por eso giran el cuelo como lo hacen? Enhorabuena por las recientes entradas relacionadas con los toros
ResponderEliminar