Así exclamó, hace ya de esto unas semanas, un buen
aficionado con quien suelo ver los toros desde la magnífica barrera movistar que
tiene las instalaciones deportivas del RCL
de Sevilla. Enrique, ese es su
nombre, lo espetó entre sorprendido y desconcertado: “Nunca había visto un toro
marcado en ese lado”.
Fue una afirmación que pasado el momento sorpresa, entre extrañados e incrédulos
todos los presentes en el salón compartimos, y es que nadie recordaba haberlo
visto antes nunca. De hecho días después se lo pregunté a Curro, quien con su proverbial laconismo me confesó desconocer y no
haberse fijado jamás en ese detalle. Eso me dijo, así que por mi parte no les
digo más. Pero créanme, no todos los toros llevan las marcas herradas en su
lado derecho. Por cierto, la ganadería en cuestión fue la de Baltasar Ibán, que se lidió en la sexta
corrida de la Feria de San Isidro 2018.
Como seguro saben, de entre todas
las señales de identificación ganadera con la que los toros salen al ruedo, la
última es la divisa que el mayoral
del coso le pone unos instantes antes en los chiqueros mediante una vara,
grande ‘Florito’, y que consiste en un arpón de acero que lleva una cinta con los colores propia de cada ganadería.
Otra es la muesca o recorte que le hacen en las orejas y que cada ganadero elige según sus preferencias pues las
hay variadas: zarcillo, punta de espada, despuntada, horquilla en ambas orejas,
rabisaco, hoja de higuera, media luna o puerta.
Y junto a estas dos, naturalmente, destacan las que en el herradero le
ponen al becerro en uno de los costados, a los seis u ocho meses de nacer. Un
herrado que se realiza mediante dos técnicas: a) marca a fuego, la más
frecuente y tradicional, que se realiza en caliente con un “hierro” de metal hierro llevado al rojo vivo,
y b) marca con nitrógeno, que se realiza en frío con un “hierro” que puede ser de
metal cobre (Cu), de la aleación bronce o de acero inoxidable,
enfriado en nitrógeno líquido, N2 (l).
Herrado
en caliente y en frio
En el primero, el metal hierro (Fe)
se suele calentar en un fuego alimentado con madera, carbón, gas o bien de
forma eléctrica, hasta que adquiere un color rojo vivo -aproximadamente
entre seiscientos cincuenta y ochocientos cincuenta grados Celsius (650-850 º C),
el hierro funde a 1535 º C-, y se aplica sólo el tiempo justo como para eliminar
todo el pelo y crear una marca permanente en la piel. De hacerlo durante más tiempo
se corre el riesgo de dañar la piel en profundidad, lo que requeriría de un
lado un tratamiento para evitar la potencial infección y del otro exigiría un
periodo más largo de tiempo para su curación.
En el segundo método, el “hierro” de acero
inoxidable se introduce durante unos tres minutos (3 min) en un tanque de
nitrógeno líquido que está a menos ciento noventa y seis grados Celsius (-196 º
C) -la temperatura más baja posible en todo el universo es el cero absoluto
(0 K) que corresponde a menos doscientos setenta y tres coma quince grados
Celsius (-273,15° C)- y luego se marca al animal durante un minuto y medio (90
s).
Antes de continuar con estas marcas en uno de los costados, le doy un par
de capotazos científicos al toro de este apartado y lo hago en forma de
preguntas: ¿Por qué el hierro se pone
rojo al calentarlo? ¿Por qué quema el nitrógeno líquido, si está una
temperatura bajo cero? (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar
en el blog] las palabras en negrilla
y cursiva, si desean ampliar
información sobre ellas.
No sabía que le gustaran los toros
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