Con cuatro meses de retraso doy respuesta a una cuestión planteada en un
tatuaje y por cuyo diseño artístico-científico les inquiría. Se trata del
número 280 de la categoría y en él les preguntaba: “¿Qué imagen
científica comparte la señorita del tatuaje?”.
Creo sin temor a equivocarme, la fotografía no es la mejor de las posibles,
que el tatuaje realizado en tinta negra y gris, forma parte del dibujo que el
pisano Galileo Galilei realizó en
1610 de cuatro de los satélites del
planeta Júpiter, los únicos que por
aquel entonces le permitieron ver la baja potencia de su telescopio y que hoy son conocidos como satélites galileanos.
Satélites galileanos
Todo empezó cuando Galileo, la
noche del 7 de enero de 1610 del casi
recién instaurado calendario gregoriano,
enfocó su rudimentario telescopio de cincuenta (50) aumentos hacia el planeta Júpiter y para su sorpresa vio, lo que
él supuso tres (3) estrellas alineadas con el planeta.
No es que le diera mucha importancia pero siguió observándolas las noches
siguientes, y la del 13 de enero descubrió una cuarta.
Y como a veces estos cuerpos celestes aparecían
alineados en el ecuador, optó por nombrarlas con números romanos en orden de
cercanía al planeta, así que: Júpiter I,
II, III y IV. Pero las observaciones continuaron una semana más y entonces descubrió
algo del todo sorprendente.
Durante esas dos semanas los cuatro (4) cuerpos
permanecieron cerca de Júpiter de modo que sí, se movían, pero manteniendo
siempre la misma distancia al planeta, es decir que orbitaban alrededor de él. Luego si no eran estrellas, no podían
serlo con esas trayectorias ¿qué eran entonces? Pues blanco y en botella, eran satélites nada menos que los primeros
objetos celestes detectados por el hombre que orbitaban a un cuerpo diferente a
la Tierra o al Sol. Lo nunca visto.
‘Sidereus
nuncius’
Tras confirmar las asombrosas observaciones durante
tres meses, no todo en el universo gira alrededor de nuestro planeta o estrella,
Galileo se decidió a publicarlas en marzo de ese mismo año (1610), en un
pequeño tratado escrito en latín con el nombre de Sidereus nuncius.
Aparecían junto a otras que ya había realizado de
la Luna, otros planetas y estrellas,
y sin duda se trata del primer documento científico astronómico basado en
observaciones realizadas con un telescopio.
Estamos en el umbral de la astronomía moderna y el principio del fin de la teoría geocéntrica, juzguen si no, leyendo
al propio autor:
“Debo revelar y hacer público
al mundo la ocasión del descubrimiento y observación de cuatro Planetas, nunca
vistos desde el principio del mundo hasta nuestros días, sus posiciones, y las
observaciones hechas durante los dos últimos meses de sus movimientos y sus
cambios de magnitud; y yo convoco a todos los astrónomos que apliquen su examen
y determinen sus períodos, que no me ha sido permitido conseguir hasta la fecha... (Continuará)
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