(Continuación) Además y a fin de cuantificar
este efecto, midieron el tiempo máximo que las ratas de cada grupo podían mantenerse
en posición invertida.
Y mientras que las que estaban sobrias lo
hacían entre diez y quince segundos (10-15 s), las ebrias solo podían estar durante
dos segundos (2 s), y las que tenían inyectada oxitocina alrededor de diez
segundos (10 s).
Sin duda alguna la hormona paliaba o
bloqueaba los efectos de la intoxicación del alcohol, ya que ambas sustancias interactúan
de manera directa.
De forma que la primera impide a la
segunda que actúe en aquellos lugares del cerebro, la subunidad receptora de GABA, que están vinculados a efectos de la intoxicación alcohólica
como la deficiencia motora del animal.
Pero claro, esto es con ratones ¿Será lo
mismo con seres humanos? ¿En qué forma podríamos “meter” la oxitocina en
nuestro organismo? ¿Habría que cambiar el títular de ‘Si estás borracho,
oxitocina’, por el de ‘Si quieres quitarte esa borrachera, enamórate’?
O incluso ¿Bastará con tomar previamente
oxitocina, para poder beber sin riesgo de emborracharnos? ¿Significa que si
estamos enamorados podemos beber tranquilamente, ya que no nos emborracharemos?
¿Va a ser entonces el amor más sano que nunca?
De ratas a humanos
En este sentido Michael Bowen, uno de los coautores del trabajo, se muestra parcialmente
optimista. En su opinión, conocidos los efectos que en los roedores produce la
oxitocina respecto al alcohol, el reto está ahora en traducir esos
descubrimientos para el tratamiento de seres humanos.
Porque de poderse trasladar, estaríamos
ante un potencial medicamento que posibilitaría grandes avances en la lucha
contra el alcoholismo. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar
en el blog] las palabras en negrilla
y cursiva, si desean ampliar
información sobre ellas.
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