(Continuación) Evidentemente la “gripe
española” no hacía distingos entre sus víctimas, y lo mismo pululaba entre
las casas humildes y medias que entre las grandes casas y los palacios,
alcanzando a todas las capas sociales. No pasemos por alto que en Madrid llegó
a atacar a un tercio de la población.
Antes de seguir y por simple correspondencia, si de Rohe les mostré una fotografía fumando y sentado en su
estilosa silla MR, de Le Corbusier
hago lo propio aunque de manera más desnuda, y hablo en sentido literal. En la
doble imagen lo pueden ver vestido y desnudo, momentos antes de ponerse a pintar.
Excentricidades humanas de genio.
Otros
afectados y víctimas
De una lista bastante extensa les entresaco algunos que sobrevivieron a la
enfermedad con diferentes secuelas y de distinto grado. En EEUU la padeció de
forma grave a los 30 años la pintora Georgia
O´Keeffe, pero se recuperó y murió a los 97 años. También la superó un por
aquel entonces jovencísimo Walt Disney que
tenía tan solo 17 años.
En España, el médico y artista español Alfonso
Daniel Manuel Rodríguez Castelao, que había
abandonado el ejercicio de la medicina para dedicarse de pleno a sus tareas
gráfico-literarias, la retomó durante unos meses debido a la alta mortalidad
ocasionada por la gripe entre sus antiguos colegas médicos. No en vano la gripe
de 1918 fue llamada “el mayor holocausto médico de la humanidad”.
Quien también sobrevivió a la epidemia, aunque las secuelas psíquicas lo
dejaron fuertemente afectado, fue el pintor y grabador noruego Edvard Munch, autor del conocido cuadro
El Grito (1893).
En 1918, cuando contaba 55 años de edad, cayó enfermo de la “gripe
española” de la que tardó en recuperarse, no murió hasta 1944, aunque le quedó
su huella de dolor y devastación. Son algunos de los efectos que se reflejan en
el autorretrato que se hizo enfermo en 1919, sentado convaleciente junto a la
cama. Un estremecedor testimonio de su padecimiento.
Sin duda alguna sus evocativas obras sobre la angustia humana influyeron de
forma rotunda y significativa en el expresionismo
alemán de comienzos del siglo XX.
Y entre las victimas destacar al arquitecto austríaco Otto Wagner y al poeta francés Guillaume
Apollinaire, famoso por su colección de poemas Calligrammes publicada en 1918. También al economista político y
sociólogo alemán Max Weber, considerado
uno de los padres de la sociología
moderna y, por supuesto, al dramaturgo francés Edmond Rostand, conocido por su obra Cyrano de Bergerac. Por si
no se lo he dicho, es mi héroe literario, teatral, cinematográfico y musical. (Continuará)
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