(Continuación)
En concreto data del 15 de noviembre de
1770, cuando el navegante español Felipe
González Ahedo, desconocedor del “descubrimiento” del holandés, tomó
posesión de la misma en nombre del Rey de España Carlos III y la “rebautizó” como
isla de San Carlos en su honor.
Y así
como los de Rapa Nui y Pascua llegaron para quedarse, es
evidente y notorio que el nombre español no corrió la misma suerte.
Lo que
sí no nos pueden quitar es, de un lado, el hecho de que González Ahedo fuera el
primer hombre en cartografiar la isla, y de otro, que fuera el segundo contacto
documentado de los europeos con los nativos de la isla de Pascua.
De modo que cuando James Cook visitó la isla en 1774, era ya el tercero de los
europeos en llegar.
Cook en Pascua
Y ya por esas fechas nos la describe
como un lugar desolado y duro, una roca
estéril en medio del océano y, casi, con menos habitantes que estatuas, muchas de las cuales se encontraban ya caídas
o derribadas en el suelo.
Unos hombres que mal se alimentaban de
ratas, peces y pájaros y con los que les costaba comunicarse debido a los
problemas del idioma. Se estima que en su momento de esplendor la isla pudo
llegar a tener una población de 10 000 habitantes, sin embargo en la década de
los setenta del siglo XVIII estaban más bien cerca de su fin.
De manera que no parece que les fuera
de maravilla antes de que llegaran los europeos y que éstos fueran los
causantes de su declive, o sí. La verdad es que no sabemos casi nada y es mucho
lo que queda por averiguar de la isla y los misterios que la rodean.
Entre ellos: ¿Qué nivel de desarrollo
tecnológico alcanzaron? ¿Cómo fue su cultura? ¿Qué representan los moáis, de
qué modo lograron levantarlos? ¿Es cierto que necesitaron de tecnología
extraterrestre? ¿Qué les pasó a los habitantes de la isla?
¿Qué pudo suceder en ese perdido rincón
del mundo? Y lo que realmente importa, lo que les sucedió a sus habitantes ¿nos
puede pasar a nosotros? ¿Qué otros misterios guarda la isla?
Son preguntas cuyas respuestas escapan
de los intereses de esta serie de entradas dedicadascomo saben a James Cook, y de quien ahora les
debería contar un sucedido que guarda relación con la isla de Hawai y un
digamos “caníbal parentesco” entre su última reina y la también reina Victoria
de Inglaterra. Cosas que pasan hasta en las mejores familias. (Continuará)
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