(Continuación) Pero si la expresión Big Bang es poco acertada por
incorrecta, ¿quién y por qué se la puso? ¿Cómo es que aún permanece? Al fin y
al cabo cuando se piensa en el origen del universo, lo primero que se nos viene
a la cabeza es una explosión en medio de la nada, y si no es cierto...
“Es
extraño...”, que nos diría el gran Isaac Asimov.
Pero por mucho que nos lo parezca no es este el momento de ir en busca de respuestas
aunque, créanme, cuando les digo que la situación es de lo más chusca. Cierro
paréntesis.
Una materia concentrada les decía, que en cualquier caso, explotara o
se expandiera, salió impulsada en todas direcciones con una gran
cantidad de energía, y a la que los choques
y el desorden cósmico la hicieron agruparse
y concentrarse más en unos lugares del espacio que en otros.
Como consecuencia se formaron los
primeros de todos los cuerpos celestes que conocemos: agujeros negros, asteroides,
cometas, estrellas, galaxias, meteoritos, nebulosas, planetas,
púlsares, quásares, satélites, etcétera. Y desde entonces el universo continúa en
constante movimiento y evolución.
Se trata de una teoría en la que,
como es lógico, se combinan conceptos físico-químicos, modelos matemáticos,
observaciones astronómicas y mediciones experimentales.
Y así entre los primeros se
encuentran incluidas las teorías de la
relatividad general (TRG) de Albert
Einstein y el modelo estándar de partículas fundamentales de
la década de los setenta del siglo pasado, combinadas con observaciones de isotropía y homogeneidad a gran escala de las galaxias.
De su distribución y de los cambios
de posición entre ellas, lo que permite extrapolar las condiciones del universo
antes o después a lo largo de la línea del tiempo.
Y entre las observaciones y
mediciones, para los intereses que nos traen, ninguna como la que realizó en
1929 el astrónomo estadounidense Edwin Powell Hubble (1889-1953), al observar que la Vía
Láctea se alejaba de nosotros a una velocidad proporcional a la distancia
que mantenía con la Tierra.
Una prueba que demuestra la expansión del universo y que conocemos
gracias a la técnica de la espectrometría,
con la que pudo medir el corrimiento al
rojo que experimentaba la luz que nos llegaba de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea.
Un fenómeno que ya sabemos se explica
gracias al efecto Doppler, que en el
campo de la astrofísica nos permite
decir si una estrella se está alejando o acercando, según que la luz que emita
sea roja o azul, o lo que es lo mismo manifiesten un desplazamiento al rojo o
al azul. (Continuará)
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y cursiva, si desean ampliar
información sobre ellas.
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