Pues bien resulta que hace unas noches,
alguien que sabe de estas cosas nos comentó a un grupo de amigos, los curiosos
resultados obtenidos en unos recientes estudios realizados sobre la hormona, el
sentimiento y la bebida con graduación que conforman el titular. Les pongo primero
en antecedentes.
Hormona del amor
Ya les he escrito sobre el papel de las
hormonas en el amor -no quiero con
esto quitarle mérito a la pareja, Dios me libre, pero es que la química es la química-, y saben que la oxitocina, comúnmente conocida como la hormona del amor, es en buena medida la
auténtica responsable de ese estado de felicidad, de esa relajante sensación que
experimentamos cuando estamos enamorados.
Antes de seguir y por aquello de dar al César lo que es del César..., o de
dejar las cosas en su sitio ya que nombré más arriba a Dios y sobre todo, para
que nadie se llame a engaño, quede claro que denominar hormona del amor a la oxitocina,
no pasa de ser una licencia literaria y divulgativa, semejante a la de llamar partícula de Dios al bosón de Higgs.
No es más que una mera manera de hablar,
un recurso para llamar la atención del lector como el uso de ‘negrillas’ o ‘cursivas’, que carece de todo tipo de soporte
científico. Dicho lo cual, sigo.
Oxitocina, hipotálamo e hipófisis
Una sustancia la oxitocina, que desde
el punto de vista bioquímico es un neuropéptido
formado por la unión de dos o más aminoácidos,
estructuralmente similar a las proteínas
y que es producida por el hipotálamo y
secretada por la glándula pituitaria posterior.
Del hipotálamo -esa parte del encéfalo situada
en la zona central de la base del cerebro y por debajo del tálamo, que etimológicamente significa ‘debajo de la cámara nupcial’- solo resaltar que es la zona
cerebral más importante para la coordinación de aquellas conductas esenciales y
vinculadas al mantenimiento del individuo.
No en vano: mantiene la temperatura
corporal; es el regulador central de las funciones viscerales autónomas y
endocrinas; organiza entre otras las conductas de la alimentación, ingesta de
líquidos, apareamiento y agresión; y regula la liberación de hormonas de la glándula pituitaria o hipófisis.
Una glándula endocrina y compleja con forma
ovalada, que se aloja en un espacio óseo llamado silla turca del hueso esfenoides en la base del cráneo, y que
conecta con el hipotálamo a través del tallo
pituitario o hipofisario. (Continuará)
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