El 13
de febrero de 1588, tal día como hoy de hace 430 años, el astrónomo danés Tycho Brahe (1546-1601) planteaba su peculiar
modelo de sistema solar. Uno que estaba a mitad de camino entre la teoría geocéntrica del greco-egipcio C. Ptolomeo (100-170) y la teoría heliocéntrica del monje polaco N.
Copérnico (1473-1543).
Porque el danés nunca fue partidario de
las ideas del polaco y sí un acérrimo defensor de las del griego, aunque eso
sí, se tuvo que conformar con hacer una especie de híbrido. A saber.
Brahe mantuvo a la Tierra
fija y centro del universo, con la Luna
y el Sol dando vueltas a su alrededor,
pero haciendo que los demás planetas (Mercurio,
Venus, Marte, Júpiter y Saturno) orbitaran alrededor de la
estrella. Una especie de geocentrismo perfeccionado y una novedad sin duda
significativa.
Este es el modelo intermedio que aparece
en su libro Astronomiae instauratae
progymnasmata (Introducción a la nueva astronomía), publicado en dos
volúmenes entre 1587 y 1588 y que es fruto de sus extraordinarias observaciones.
Extraordinarias no solo por la gran
cantidad de medidas que realizó de las posiciones de los planetas respecto a
las estrellas fijas, sus períodos de revolución y sus distancias al Sol, sino que
también, por la precisión casi increíble con la que las hizo. Máxime, si consideramos
que todavía no se había inventado el telescopio,
un instrumento que no sería incorporado a la observación astronómica hasta 1610,
de la mano del pisano Galileo
(1564-1642).
En la actualidad Tycho está considerado
como el mejor observador a simple vista de los cielos - junto al astrónomo
griego Hiparco de Nicea (190-120 a. C.),
quien en esta faceta quizás le superó- y como el último de los grandes
astrónomos anteriores al telescopio.
Sus observaciones y datos eran tan
exactos que no solo eran tenidos por sus contemporáneos como los de más calidad
en toda Europa sino que, cuando el 13 de noviembre de 1577 se divisó un cometa, fueron precisamente sus
cálculos los que se consideraron la demostración definitiva de que la órbita discurría
entre los planetas y no entre la Tierra y la Luna.
Buena parte de estas observaciones las
realizó en el observatorio de Uraniborg, en la isla de Hven, donde por cierto
trabajó con él muchos años su hermana menor Sophie Brahe (1556-1643), una mujer con grandes dotes de
científica y un hecho algo olvidadito, otra Hacedora de la Ciencia.
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