(Continuación) Siguiendo con otras
cosas, de esas que también pasan, se cuenta que por los mentideros de la
ciencia de mediados del siglo XIX corría un curioso rumor al respecto. Lo que
en realidad pretendía Buys Ballot
con su experimento no era sino, refutar la teoría de Doppler a la que consideraba
errónea.
Dificultades ferroviarias
Están al tanto de que por las fechas
en las que se publicó la teoría, no existía aún el desarrollo técnico y
tecnológico suficiente como para comprobarla, de modo que parece ser que hubo algunos
intentos fallidos.
De hecho en un principio, el vagón
con los músicos fue transportado por caballos que lo hicieron tan rápido como
pudieron, a unas diez millas por hora (16 km/h). Demasiado lento como para que las
notas variaran, en apariencia y de forma notable, sus frecuencias y el efecto pudiera
ser comprobado.
Después, ya con una locomotora de
tren, el experimento volvió a fallar, en primer lugar, porque no se logró que
el vagón se desplazara a una velocidad constante y después, porque los jueces
del andén no fueron lo suficientemente hábiles para reproducir los tonos oídos.
Fue en un nuevo intento, con el tren
a 70 km/h (hay fuentes que hablan de 60 km/h), cuando se pudo probar la teoría
de Doppler, usando las ondas de sonido para su confirmación. Así que aunque hoy
día nos pueda parecer un experimento sencillo y elemental, por aquél entonces costó
lo suyo acabarlo con éxito.
Y si bien en el desplazamiento de la
fuente sonora, las nuevas formas de transporte como el recién inventado
ferrocarril jugaron un papel fundamental, en la recepción de las notas
musicales la técnica no estaba aún a la altura necesaria. Hubo que seguir recurriendo
al factor humano, en forma de músicos con un oído perfecto.
Gracias a esta conjunción de saberes,
un fenómeno que se conocía desde hacía mucho tiempo pudo ser cuantificado y
medido con la precisión mínima adecuada. Una medición precisa que es parte
importante de todas las ciencias, y mucho más si cabe de la Física, la ciencia
de la medida. Sin duda el ingenio humano es capaz de hacer maravillas.
¿Cómo si no explicar el hecho de que
fuera capaz de medir la variación del tono
de una nota musical, es decir, un cambio en el valor de la frecuencia de la onda de sonido, cuando
la fuente se acerca o aleja y hacerlo montando músicos en un vagón? Sí, sin
duda es capaz.
Claro que en la actualidad este
ingenio, al menos para este menester, ya no es imprescindible.
Doppler en la actualidad
Hoy día son muchas las fuentes
sonoras que se desplazan a la velocidad conveniente y existen varios instrumentos
con la capacidad adecuada para medir, que nos permiten validar de forma
experimental el susodicho efecto de una forma menos compleja y laboriosa que la
decimonónica. (Continuará)
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