Lo
cierto es que no me sorprendió el comentario de un seguidor del blog, a
propósito de la actividad inventora de quien a primera vista no es más que la
típica actriz de cine al uso, en este caso Jamie Lee Curtis (1958).
Recuerden
que apareció hace unos días en la categoría de Firmas y rúbricas de Ciencia, donde la describía como actriz, escritora e inventora
estadounidense. Y dada su fecha de nacimiento está implícito el oportunismo de
su enrocada aparición, ya que cumple en este año del Señor su sesenta (60) aniversario.
Fue una
breve reseña la de la firma, con la que sin duda me quedé corto y por lo que
ahora le pongo remedio. Se lo cuento siguiendo un orden cronológico de
sucedidos.
Actriz
y madre
Hija
de dos mitos cinematográficos, Janet
Leigh y Tony Curtis, no es de
extrañar su vocación por la actuación y el éxito profesional alcanzado desde
que con diecinueve años empezara a actuar. Baste recordar aquí su protagonismo
en ‘Mentiras Arriesgadas’ (1994) o en
el clásico de terror ‘Halloween’ (1978)
con el que debutó hace ya cuarenta (40) años, otro aniversario redondo.
Halloween
es, ya lo saben, esa película de terror independiente con la que la actriz
consiguió el título de ‘la reina del grito’, al hacerse archifamosa por sus alaridos
de espanto mientras era perseguida por el psicópata Michael Mayers. Un dudoso título que, ojo, no sería el único título
que recibiríaen su vida.
Una
película, sigo con su carrera cinematográfica, a la que seguirían Halloween II (1981), Halloween H20: 20 Years
Later (1998), Halloween: Resurrection (2002), es decir que fue la primera
entrega de lo que se terminó convirtiendo en la franquicia de Halloween y que llegó a generar, si no
me equivoco en las cuentas, siete secuelas y dos reinicios. Hasta ahora.
En
fin, lo dicho. Hasta aquí algo normal y esperable para una persona en sus
circunstancias que, como suele ser también usual entre humanos se casó, en su caso en
1984 y, por las circunstancias que fueran, el matrimonio adoptó dos hijos, Annie (1986) y Thomas Haden (1996).
Y
así transcurría su vida compartiendo el tiempo entre sus puntuales y ficticias actuaciones
como actriz, y su sempiterna y más que real labor como madre, lo que implicaba entre
otras cuitas la de cuidar a la niña y pasar mucho tiempo cambiando pañales. Una
actividad para la que todos los padres saben, sobre todo si son novatos, que no
viene nada mal tener algo así como un brazo extra.
Extra
porque no en vano, y casi a la vez, para tal actividad hay que elevar las piernas del bebé, retirar
el pañal sucio, limpiar con las toallitas húmedas, colocar el pañal nuevo y
todo ello impidiendo que la criatura te lo tire todo con sus manitas. En fin. Qué
les voy a contar que ustedes no sepan o se imaginen.
Una
situación a veces desesperante, a la que Jamie
dedicó un tiempo y parte de sus pensamientos, a fin de ver de qué manera se
podía mejorar el pañal convencional que utilizaba. (Continuará)
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