A nadie escapa que el hombre, desde que
lo es y a lo largo de toda su historia, se ha considerado como un ser vivo especial. Se ha creído
diferente al resto de los animales y como tal se ha mostrado superior a todos
ellos, interponiendo una profunda brecha entre el origen de su existencia y el
de la nuestra.
Evolucionismo darwiniano
Sin embargo la ciencia, desde el campo de la biología
evolutiva, nos muestra que no es así y el encargado hacerlo en esta ocasión,
fue el naturalista inglés Charles Darwin
(1809-1882).
En su formada opinión, el hombre no es
producto directo de la voluntad de Dios, ni de nada que se le parezca, sino la
consecuencia de un largo proceso de evolución
biológica llevada a cabo a través del mecanismo de la selección natural.
Una idea que Darwin plasmó y justificó en
su obra El origen de las especies, 1859
con numerosos ejemplos extraídos de la observación de la naturaleza. Según esta
teoría todas las especies de seres vivos han evolucionado con el tiempo a
partir de un antepasado común, de modo que el hombre es un animal más.
O mejor dicho, no sólo no es más que
cualquier otro animal, sino que ni siquiera es la cumbre de la evolución,
quizás por llegar. Trato de decirles que no
descendamos del mono, sino que somos
monos, de hecho, uno de los muchos primos que estamos en este planeta.
Una idea que muchos sienten y viven como la mayor de las humillaciones,
y con dicho sentimiento cargan con un problema porque la verdad es que somos
primates evolucionados, y no la culminación de un proceso creativo de un ser
superior.
Es la segunda afrenta en esta ocasión
acerca de la vida y contra el narcisismo humano: la biológica. Volviendo al poeta español, nos lo dice en la siguiente
estrofa:
Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.
Pero junto a esta segunda herida en el
siglo XIX, la ciencia también tuvo
la ocasión para la tercera y última de ellas por ahora. Me refiero al
inconsciente freudiano. (Continuará)
Y Alfred Wallace... seamos justos; y el resto de evolucionistas predarwinianos, destacando a Lamarck que no tiene ni la décima parte de mala fama de "Carlos" (la gente dice Carlos Marx, Federico Engels... así que tambien debería poder decir yo Carlos Darwin...).
ResponderEliminarSi la gente fuese un poco más atenta a todos los avances en zoología, en la inteligencia de los animales, se darían cuenta de lo "humana" que es la inteligencia de muchos primates, córvidos, cefalópodos, cetáceos...