miércoles, 13 de diciembre de 2017

Kruszelnicki y pelusa umbilical

(Continuación) Para el asunto que nos trae, y de paso evitarles las molestias de buscarlas, vamos a ver en este negro sobre blanco algunas respuestas más interesantes, relacionadas con las preguntas de la entrada anterior, y que son las conclusiones de diversas investigaciones que, distintas universidades de medio mundo han llevado a cabo en los últimos años.
De hecho una de ellas fue acreedora a un divertido premio de cierta enjundia científica, que se entrega todos los años casi a la vez que los reconocidos Premios Nobel, más o menos por estas fechas. Me refiero, ya lo habrán supuesto, a los Premios Ig Nobel.
Es la primera de las investigaciones que les traigo, de un par de ellas que me han parecido las más fructíferas, y que llevó a cabo a principios de siglo un tal. Kruszelnicki. La otra es de Steinhauer, otro que tal anda.
‘Doctor Karl’
Sin duda el doctor sueco Karl Kruszelnicki (1948) es un hombre algo polímata y guasón, como así nos lo hace saber una rápida ojeada a su historial académico y profesional. Y es que este hombre ha hecho de todo, o casi, en esta vida. Juzguen ustedes mismos.
Para empezar es licenciado en matemáticas, ingeniería biomédica, medicina y cirugía, y además ha estudiado astrofísica, informática y filosofía. Con semejante bagaje académico no es de extrañar que haya trabajado como físico, director de hospital, médico, meteorólogo de televisión, ingeniero biomédico y divulgador científico en diferentes medios de comunicación. O sea que no es un mindundi.
Pero lo realmente sorprendente de su personalidad es que, también, ha ejercido de trabajador manual, ‘roadie’ de bandas musicales, mecánico de automóviles, cineasta o conductor de taxi y, para colmo, afirma estar arrepentido de no haber sido profesional de la cerveza, ginecólogo y agricultor de melones. En fin, lo dicho, de casi todo. Como lo leen.
En la actualidad, Kruszelnicki trabaja en la Facultad de Física de la Universidad de Sídney, Australia, pero a comienzos de siglo el ‘Doctor Karl’, es como lo conocían sus fans, dirigió un programa de radio sobre ciencia.
Pelusa y radio
Y al parecer, en cierta ocasión, en uno de sus programas, uno de sus escuchantes le preguntó sobre la susodicha pelusa, ya saben, quisicosas del tipo: quién, por qué, para qué o cómo se forma la suciedad del ombligo.
Naturalmente la singularidad de la pregunta provocó que nuestro hombre, en colaboración con la cadena de comunicación australiana ABC, elaborase un cuestionario de diecinueve (19) preguntas que colgó en su página web. La finalidad, ya se lo suponen, no era otra que la de averiguar más sobre ese lugar en el que casi nunca miramos.
Una especie de “encuesta pelusil” que puso en marcha en el 2001, para obtener datos y parámetros de comportamientos sobre el hombre y su pelusa del ombligo. Un interés insólito sin duda, pero nada sorprendente en su caso, tratándose de él y conociéndolo como lo vamos conociendo.
Gracias al tratamiento posterior (análisis, interpretación, etcétera) de los datos recogidos, en una muestra de casi cinco (5000) mil voluntarios, sabemos lo que sabemos de ella, de la pelusa. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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