Para
su edición barcelonesa en junio de 2018, el conocido festival de música Sónar
-que por cierto celebrará su vigésimo quinto (25º) aniversario- piensa dar una
vuelta de tuerca más, a su ya de por sí apretada carga de creatividad y
tecnología.
Y
si durante todo este tiempo ha sido un acontecimiento especializado en crear los
sonidos más novedosos y experimentales y radiarlos para su disfrute al resto de
terráqueos, en esta ocasión su antena emisora apunta en una dirección y con una
intencionalidad mucho más pretensiosa, pues busca nada menos que un público extraterrestre
para su avanzada música.
Es
como si la Tierra y sus pobladores,
ese punto azul pálido de Carl Sagan (1934-1996), se le hubiese
quedado pequeño para sus pretensiones y no tuvieran más remedio que apuntar en
busca de un exoplaneta habitado por
alienígenas. Y lo que están leyendo no es una broma por mi parte, pues se trata
de una iniciativa que, aparte de simbolizar el carácter exploratorio y de avanzadilla
que siempre ha caraterizado a Sónar, pretende
algo más.
De
entrada lanzar una llamada musical a una posible vida inteligente en otros
sistemas solares para, después de contactar con ellos y si fuera posible, que
los extraterrestres respondieran. Así que música electrónica en busca de inteligencia
extraterrestre. Casi ná, que diría el castizo.
Una
búsqueda activa y visible por nuestra parte acompañada de un contacto inevitable
de civilizaciones, con las que no todo el mundo está de acuerdo. Sin ir más
lejos el mismo Stephen Hawking (1942)
lo desaconseja, dada la alta probabilidad que existe de que seamos detectado
por una civilización más avanzada y, por tanto, más hostil que la nuestra. Caución.
Ya
en 2010 el físico nos ponía en guardia sobre este hecho, al advertir que la
humanidad debería ser especialmente cautelosa en esta búsqueda, pues podríamos
ser víctimas de una civilización de extraterrestres inteligentes, que bien podrían
comportarse como saqueadores cósmicos en busca de fuentes que explotar y
planetas que conquistar y colonizar.
Vamos ni más ni menos que lo que haríamos nosotros
en el caso contrario, y a las pruebas de algunos descubrimientos terráqueos me
remito.
Una
pesimista, pero por otra parte más que real y fundada idea, que comparte entre
otras instituciones la misma NASA que de hecho no colabora en la
iniciativa de Sónar. Precaución o dicho
de otro modo y en palabras del profesor.
Por supuesto que el futuro de la
humanidad está en el cosmos y que es
grande el convencimiento de que no estamos solos en él pero ojo, esa predicción
no nos debe impedir ser cuidadosos en la búsqueda de vida ahí fuera y hacerlo
de la manera más invisible posible ¿Hay alguien ahí fuera?
Pero
como no todos piensan igual y la curiosidad humana es grande, el festival Sónar ya ha empezado a calentar motores
para su edición de 2018, y como iniciativa estelar del mismo ha puesto en
marcha el proyecto Sónar Calling GJ273b.
Forma
parte de las actividades del congreso de tecnología creativa Sónar+D -que tendrá lugar, como el
festival de música, entre el 14 y el 16 de junio del año próximo-, y consiste
en emisiones de radio codificadas, dirigidas
al exoplaneta potencialmente habitable GJ273b,
para que una inteligencia avanzada las pueda recibir, desencriptar,comprender y
responder. Cautela. (Continuará)
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