(Continuación)
Y aunque es una estrella relativamente fría, nuestro exoplaneta por la zona en la que se encuentra, si tuviera atmósfera (algo que desconocemos), bien
podría resultar habitable. Pero ojo, digo sólo ser habitable, que no es lo mismo que estar habitado.
Además
se trata de la estrella más cercana a la Tierra
con un planeta similar al nuestro, pues han de saber que se encuentra “solo” a
doce coma cuatro años-luz (12,4 al)
de nuestro sistema solar, estamos hablando de unos ciento veinte billones de
kilómetros (120 000 000 000 000 km).
Una
distancia que a pesar de lo mareante de su valor a escala humana, no es nada
del otro mundo a nivel astronómico. Una nadería que para nuestros intereses tiene su
aspecto bueno y otro que no lo es tanto. Me explico. Trato de decirles que al
estar “relativamente cerca”, la música enviada el mes pasado estará allí,
aproximadamente, en 2030, lo que está bien y mejor que otras veces.
Que
otras veces digo, porque les supongo al tanto de que no es ésta la primera vez
que los terrícolas enviamos mensajes de
radio a los extraterrestres. No, no lo es. Hace cuarenta y tres (43) años
ya hubo otra, conocida como el mensaje
de Arecibo.
Mensaje
de Arecibo
Este
mensaje de radio también fue enviado al espacio por el instituto de
investigación METI International. Lo hizo desde el radiotelescopio de Arecibo,
situado al norte de la isla de Puerto Rico, el 16 de noviembre de 1974 con
motivo de la remodelación del radiotelescopio.
Fue
enviado en la dirección del cúmulo globular M13, formado por unas cuatrocientas mil (400 000) estrellas y se
trata de un objeto cósmico situado en la dirección de la constelación de Hércules, a unos veinticinco mil años-luz (25 000
al) de distancia.
El
mensaje, diseñado por Frank Drake, Carl Sagan y otros, contiene
información sobre la situación del Sistema
Solar, nuestro propio planeta y el mismo hombre y su longitud es de mil
seiscientos setenta y nueve (1679) bits por un claro motivo.
Si
se fijan dicho valor es el producto de dos números primos, por lo que sólo se
puede descomponer en ellos, posibilitando la organización de sus datos en forma
de un cuadrilátero de 23x73 o de73x23.
Y la
intención del mensaje ya se la pueden imaginar. La esperanza de establecer
contacto con una civilización extraterrestre y que ésta nos responda. Pero
claro, dada la distancia, en el caso hipotético de que existiera, su respuesta tardaría
en llegarnos cincuenta mil (50 000) años al menos, veinticinco mil de ida y
otros tantos de vuelta.
Que
decir se dice pronto, pero para esperar quizás sea demasiado tiempo. De ahí que
esta iniciativa de ahora a GJ273b, pretenda
acelerar un poco las cosas. Y por eso les decía que el intento de Sónar está bien.
Lo
que no lo está tanto es el hecho de que, si hubiera vida inteligente allí, lo
más probable es que ya nos habrían encontrado ellos, y a saber qué nos habría
pasado. Recuerden la predicción apocalíptica del inefable Hawking (‘Si los extraterrestres nos visitaran, el resultado
no sería muy diferente a la llegada de Colón y otros conquistadores a América.
Y sabemos que no fue muy bueno para los nativos americanos’).
Música
para extraterrestres
No
obstante, este previsor razonamiento no ha impedido el intento de comunicación
por parte de uno de los festivales musicales más conocidos del mundo: Sónar. (Continuará)
¿Para cuándo la continuación? debería escribrilos seguidos todos los días
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