Y
siempre, farsantes y maleducados.
Ése
es el veredicto que a mi juicio merecen aquellas personas que -sin distinción
de sexo, edad, profesión y condición- utilizan la cantinela de: “los sevillanos
y las sevillanas”, “los andaluces y las andaluzas”, “los trabajadores y las trabajadoras
o “los alumnos y las alumnas”. Siempre desconfío de ellos, siempre.
Tengo
para mí que son cuando menos, unos cantamañanas, cobistas, impostores y
embaucadores. En definitiva, unos bultos suspectos.
Ignorantes.
Ley de la economía
Los
tacho de ignorantes cuando el uso de
la susodicha cantinela deriva del desconocimiento de lo que es una ley universal e inexorable de la
naturaleza, una de la que el lenguaje
tampoco puede escapar. Me refiero ni más ni menos que a la de la economía.
Una
ley que viene a ser como una especie de imperativo cósmico según el cual,
ningún sistema animado o inanimado que aspire a permanecer en el tiempo en
nuestro universo, la puede obviar. Haya lo que haya que hacer, de ocurrir,
ocurrirá siempre con el menor costo de energía.
Y el
lenguaje, entendido como conjunto de
sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente, en su inherente
afán de comunicar no puede ser, no es de hecho una excepción. De modo que su
cumplimiento es una cuestión de supervivencia también para ella, y la satisface
tendiendo a emplear el menor número de palabras a la hora de expresar una idea.
Es decir, a economizarlas no a despilfarrarlas.
Y
así, en las lenguas romanas o neolatinas como el castellano, para el caso que
nos ocupa, existe el uso genérico del masculino,
que incluye por igual a la mujer y al hombre.
De manera que cuando decimos “los
sevillanos”, con el plural gramaticalmente masculino, nos estamos refiriendo, y
según el contexto, tanto a un grupo sólo masculino, como a un grupo mixto
formado por mujeres y hombres.
Es
decir que no estamos dejando de lado, sino incluyendo, al género femenino.
Nuestra lengua es así de vanguardista, y muy bien está que lo sea, pues resulta
útil, se muestra eficaz y es cómoda para comunicar con celeridad y precisión
las ideas.
Demagogos. Declaración Universal de los Derechos Humanos
Serían
además unos demagogos si, no
ignorando lo anterior, insisten en la innecesaria distinción entre géneros, y
lo hacen porque piensan que sus interlocutores del género femenino pertenecen
al país de la idiocia y que, recalcándole lo de “profesores y profesoras”,
ellas van a pensar que ya no se les insulta, menosprecia o discrimina. Pobres. (Continuará)
No se equivoca en lo que dice. No en vano mi profesora de bachillerato de lengua, cuando dedicamos una clase a tratar el tema, dijo que no podíamos reprender a nadie si usaba la caracterización de género "masculino" plural para ambos generos. Por supuesto salió a colación la ley de economía por parte de la profesora, explicándonos porque la gente que intenta usar el desdoblamiento en plural fracasa a menudo mientras mantiene un discurso continuo. Y quizás políticos como Antonio Hernando de PSOE solo sean demagogos. Sin embargo no tiene porque estar mal y estoy en desacuerdo con su postura tan tajante hacia ellos, la mayor parte de hombres y mujeres (no sé si este desdoblamiento será pertinente para usted, en vez de decir hombres, aunque claro, aqui se puede emplear perfectamente personas...). En definitiva, creo que tampoco hacen mal con lo que hacen, solo intentan suprimir esa parte de nuestra cultura que es machista. Evidentemente esto no es una solución al problema ni mucho menos. Sin embargo el español no es una lengua progresista; la razón de la que arguye que es progresista -el hecho de que haya un género plural mixto para hombres y mujeres- no es tal ni mucho menos pues la verdadera razón que subyace es el hecho de que el masculino tiene la preponderancia y por ello es el género no marcado muchas veces. Y esa es la razón de su uso para el plural.
ResponderEliminarPor supuesto también se han dado otras soluciones bastante artificiosas como es la terminación -es plural de género mixto, o la @ (dios sabrá como leer esto).