(Continuación)
Con lo de “opinión educativa” les dejaba el pasado viernes, al catalogar a
estas personas de maleducados.
...
y maleducados
Y
es que uno es hijo de sus circunstancias. Y mis padres, mire usted por dónde, me
educaron en el respeto al género femenino y la edad de las personas.
Me
enseñaron, por ejemplo, a bajar las escaleras delante de las señoras y a
subirlas detrás de ellas; a dejarles el asiento al igual que a las personas
mayores; a citar o nombrar al género femenino antes que al masculino; a
tratarles de “usted”. En fin esas cosas, ya saben.
Pues
bien, yendo al terreno que nos trae, ¿cuántas y cuántos de ellas y ellos lo
practican en sus ignaras, embaucadoras, fingidas y groseras peroratas? ¿Y de
ser así, cuántas veces lo hacen? ¿En cuántas al menos alternan los géneros gramaticales, en pos de una
política igualitaria? Y lo que es más que significativo, ¿a cuántas feministas
han visto quejarse por esta discriminación educativa?
Ninguna,
¿verdad? Bueno, pues por eso, por todo lo anterior, ¡qué poco me gustan estos
humanos y sus lenguas! Cómo se nota que ninguna de ellas es “lengua mazagata”.
‘Lengua mazagata’
Una
forma de llamar a aquel órgano muscular que todo el país pudo oír cuando su
dueña, la ex Miss España Sofía Mazagatos,
le hizo pronunciar aquello otro de que a ella “le gustaban los toreros que estaban en el candelabro”. O algo así.
Para
algunos un bello ejemplo el que nos ofreció de paronomasia en dicha ocasión,
quizás uno de sus “momentos más conocidos y mazagateros”, y del que en justicia
habría que hacer un breve apunte. Es posible que a lo mejor no se trabucara
tanto como algunos creen.
En
cualquier caso no fue más que un infortunado desliz fonético del que ninguno
estamos exento, sea por inintencionada metedura de pata, sea con maleva intencionalidad.
Cuántas veces no habremos oído decir con cara de circunstancia a algun
conocido, algo como “vivo estresado por la enorme responsabilidad del nuevo cargo
que ocupo, y es que lo siento como una espada de Demóstenes sobre mi cabeza”.
Supongo
que al decirlo estaría pensando en el estratego y no en el orador, lo digo por lo
de la espada. En fin, que no somos nadie.
Por
rematar de alguna forma esta “pica gramatical en tierra mazagata”, de todo su
repertorio, personalmente prefiero unas declaraciones que realizó en la
presentación madrileña, que el escritor peruano Mario Vargas Llosa hizo de una de sus obras (quizás fuera Travesuras de la niña mala, pero no se
fien porque les hablo de memoria y nunca la tuve buena).
El
caso es que a ella asistió la por entonces pimpante y pizpireta ex miss- modelo-empresaria-actriz,
que al ser inquerida por su presencia en dicho acto y socavada su opinión literaria
sobre el escritor, se descolgó, con aplomo y como ella sola sabía hacer, con un
inefable: “Le vengo siguiendo desde hace
mucho tiempo, aunque no he tenido aún ocasión de leer ninguno de sus libros”.
O algo así.
Estarán
conmigo que como anécdota es mucho más descacharrante que el traspié del
candelabro, dónde va a parar. Vamos que es como para que nos hubiera dado “un simposium de corazón”. Gracias MariSofi.
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