viernes, 3 de noviembre de 2017

Ciencia y preguntas capciosas

(Continuación) Es decir. Si por normalidad sexual entiendo practicar el sexo como a mí me gusta practicarlo, desde luego que estoy a favor. Y si por derecho a la vida entiendo preservarla en todas las circunstancias en las que la vida merezca la pena ser conservada, muy pocos no estarán a favor de tal derecho.
Así es como me inmunizo de la confusión y el desasosiego que me producen, lo que está bien, claro, que por otro lado, también las privo de todo interés o sentido, lo que ya no está tan bien. Me explico. Es como si el gobierno sometiera a referéndum si queremos que la sociedad sea justa.
Qué duda cabe que de entrada todos votaremos que sí, vaya pregunta. Mas ¿en qué medida esta unanimidad ayuda al gobierno a llevarla a cabo? Sin duda alguna el inicial y uniforme acuerdo en una justa organización de la sociedad se trocará, a no tardar, en variopinta discrepancia acerca de en qué debe consistir esa justicia organizativa.
Se lo ejemplifico. Los que estaban en contra del justicialismo en España en los tiempos de la dictadura, no es que estuvieran en contra de la justicia, es que tenían una concepción de la justicia diferente de la del general Franco.
Por eso decir sin más, que estamos a favor de una sociedad justa, no es más que decir que estamos a favor de lo que estamos a favor y, a todos los efectos prácticos, esto equivale a no decir nada. De ahí que las preguntas en ciencia, me vengo a mi terreno, nunca pueden ser capciosas.
Una ciencia entendida como aproximación a la verdad y que muchos filósofos conciben como una teoría unificada con tendencia totalitaria. Una única y ambiciosa teoría que abarque todo el mundo que nos afecta.
Una idea unitaria que a veces se presiente está a la vuelta de la esquina de una investigación y otras, por el contrario, no se ve por ningún lado, vamos que ni atisbo de ella. Por concretarles, en la segunda mitad del pasado siglo XX se vivieron unos esperanzadores momentos de gran entusiasmo científico.
Y es que, por fin, las preguntas sobre la teoría unificada parecían tener las respuestas deseadas. Sin embargo no fue así del todo, no se produjo el máximo avance deseado aunque eso sí, algunas de las respuestas obtenidas aportaron soluciones, produjeron progreso y avance. Y lo hicieron porque las preguntas estaban bien formuladas.
Unas preguntas que fueron de cualquier tipo menos capciosas, como las que tan a menudo nos suelen hacer en determinadas e interesadas encuestas. 

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