jueves, 12 de octubre de 2017

DE CIENCIAS POR LA CARTUJA (1)

Al lector poco avezado es posible que el título, por breve, le ofrezca poca información tanto del contenido como de la intención sobre lo que viene a continuación. Es posible, digo.
No a lo mejor por el sustantivo de género femenino y número plural con el que se inicia la expresión, ciencias. Y por el que entendemos de un lado, a todo cuerpo de conocimiento ordenado y estructurado, encargado de investigar, interpretar y explicar, tanto fenómenos naturales, como sociales y artificiales, y todo ello basándose en observaciones experimentales.
Y del otro también a las técnicas y las tecnologías que las acompañan en su desarrollo, de las que son además causa y efecto y que como tales son materias de estudio de la misma.
No por las ciencias entonces, pero sí quizás por lo que acompaña en el titular a estas ramas del saber humano, y que nos indica el supuesto lugar por dónde vamos de ciencia como el que va de paseo, por La Cartuja o la Isla de la Cartuja.
Sobre la Isla de la Cartuja
La Cartuja o la Isla de la Cartuja son los nombres con los que se conoce desde finales del siglo pasado, a un nuevo barrio de Sevilla perteneciente al distrito de Triana y situado en la parte norte de una superficie comprendida entre dos brazos del río Guadalquivir.
Un brazo realmente fluvial pues por él corren las aguas, si bien es artificial (Corta de la Cartuja), y el otro una dársena que corresponde al antiguo cauce del río que atravesaba la ciudad.
Un nombre, el de la isla, que recibió por encontrarse en la zona sur de sus terrenos el Monasterio de la Cartuja de Sevilla, antiguo monasterio cartujo de Santa María de las Cuevas. Un terreno que acogió a la Exposición Universal de Sevilla 1992, también conocida de forma popular como Expo '92 o simplemente la Expo.
Se trata de un área de unas doscientas cincuenta hectáreas (250 ha), comprendidas entre el Puente del Cristo de la Expiración (Chapina) y la autopista N-20 o Ronda Supernorte y el ferrocarril.
Para que se hagan una idea de su extensión, las dimensiones del césped de un campo de futbol viene a ser de unas cero coma setecientos catorce hectáreas (0,714 ha), de modo que la Expo ocupaba una superficie similar a la de trescientos cincuenta (350) campos de futbol juntos. 
Pero en realidad la isla de la Cartuja es mucho más, bastante más, que esa superficie que llamamos Isla de la Cartuja, y no es un trabalenguas. La así llamada Isla empieza por el sur en ese lugar donde se produce una estrechez de terreno entre los dos brazos del río y que llamamos Chapina. (Continuará)



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