Al lector poco avezado es posible que el
título, por breve, le ofrezca poca información tanto del contenido como de la
intención sobre lo que viene a continuación. Es posible, digo.
No a lo mejor por el sustantivo de
género femenino y número plural con el que se inicia la expresión, ciencias. Y por el que entendemos de un
lado, a todo cuerpo de conocimiento ordenado y estructurado, encargado de
investigar, interpretar y explicar, tanto fenómenos naturales, como sociales y
artificiales, y todo ello basándose en observaciones experimentales.
Y del otro también a las técnicas y las tecnologías
que las acompañan en su desarrollo, de las que son además causa y efecto y que como
tales son materias de estudio de la misma.
No por las ciencias entonces, pero sí quizás
por lo que acompaña en el titular a estas ramas del saber humano, y que nos
indica el supuesto lugar por dónde vamos de ciencia como el que va de paseo, por
La Cartuja o la Isla de la Cartuja.
Sobre la Isla de la Cartuja
La Cartuja o la Isla de la Cartuja son los nombres con los que se conoce desde
finales del siglo pasado, a un nuevo barrio de Sevilla perteneciente al
distrito de Triana y situado en la parte norte de una superficie comprendida entre
dos brazos del río Guadalquivir.
Un brazo realmente fluvial pues por él
corren las aguas, si bien es artificial (Corta de la Cartuja), y el otro una
dársena que corresponde al antiguo cauce del río que atravesaba la ciudad.
Un nombre, el de la isla, que recibió por encontrarse en la zona sur de sus terrenos el Monasterio de la Cartuja de Sevilla, antiguo
monasterio cartujo de Santa María de las
Cuevas. Un terreno que acogió a
la Exposición Universal de Sevilla 1992,
también conocida de forma popular como Expo
'92 o simplemente la Expo.
Se trata de un área de unas doscientas
cincuenta hectáreas (250 ha), comprendidas entre el Puente del Cristo de la
Expiración (Chapina) y la autopista N-20 o Ronda Supernorte y el ferrocarril.
Para
que se hagan una idea de su extensión, las dimensiones del césped de un campo
de futbol viene a ser de unas cero coma setecientos catorce hectáreas (0,714 ha),
de modo que la Expo ocupaba una
superficie similar a la de trescientos cincuenta (350) campos de futbol
juntos.
Pero en realidad la isla de la Cartuja es
mucho más, bastante más, que esa superficie que llamamos Isla de la Cartuja, y no
es un trabalenguas. La así llamada Isla empieza por el sur en ese lugar donde
se produce una estrechez de terreno entre los dos brazos del río y que llamamos
Chapina. (Continuará)
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