(Continuación) Es una de las tres grandes vías que
discurren y atraviesan la Expo a lo
largo de su superficie, es decir en dirección N-S y la más al Este y próxima a la
dársena del río Guadalquivir.
Su nombre es un sustantivo evocador con
el que en general, se suele aludir a esas primeras incursiones de gente de una
cultura, en el ambiente geográfico y social de otra. Descubrimiento, un
término con el que en particular en la cultura occidental, se enfatiza la
importancia histórica de la exploración, asociada a la expansión de Europa hacia
el resto del mundo.
Como las vinculadas a la (1) Era de los
Descubrimientos, el de América por ejemplo; (2) las actividades comerciales de
viajeros y exploradores, como Marco Polo
y la Ruta de la seda; (3) las incursiones de otros descubridores,
conquistadores y colonizadores; y, naturalmente, (4) las exploraciones científicas
europeas realizadas en las nuevas tierras.
No importa su naturaleza. Lo que realmente hace al
caso es que se llame de los descubrimientos y no de los inventos que, aunque en
opinión del DRAE parece que fueran lo
mismo pueden comprobarlo, tengo para mí que no lo son. Que no son sinónimos
invento y descubrimiento.
Inventar y descubrir
Aunque por supuesto no les voy a negar
la mayor. Es palmario que no siempre se ve de forma nítida la distinción entre
lo que es un descubrimiento y lo que es una invención. Algo que suele ocurrir además
en muchos casos, ya que la separación entre ellos la traza una fina línea. No
obstante, ya que lo he planteado me mojo.
Desde mi formación científica y
desarrollo profesional docente, pienso que inventar
está asociado al hecho de “crear algo que antes no existía”, de modo que un
invento es algo que surge de nuestra imaginación, mediante la aplicación de
conocimientos adquiridos y que se perfecciona a través de sucesivas experimentaciones.
Tanto es así que un invento se puede patentar.
Mientras que descubrir significa “dar a conocer algo que se ignoraba o encontrar
aquello que estaba oculto pero que, en cualquier caso, ya existía”, y puede ser
en principio cualquier cosa, como algún aspecto de la realidad, por lo general
un fenómeno natural. Como es obvio, un descubrimiento no se puede patentar.
Y a veces la diferencia entre ambos está
muy clara. Por ejemplo el teléfono no se descubrió, sino que se inventó o Edison inventó la bombilla, no la
descubrió. Igualmente los dinosaurios se descubren, no se inventan y Cristóbal Colón descubrió América, no
la inventó.
Pero dejando al margen estas diferencias,
ni que decir tiene que unos y otros han cambiado, cambian y cambiarán la
historia de la humanidad, su evolución y la percepción que el hombre tiene de
todo lo que le rodea. Sin ellos nuestra
existencia no sería la que es. Sin duda.
Gracias a los avances que traen consigo,
no solo nos facilitan muchas de nuestras actividades diarias, sino que cambian nuestro
estilo de vida. Es más, sin ellos, campos de conocimientos como la cultura, la
medicina, la economía, la ciencia o los transportes no serían tal como los
conocemos.
Y lo dejo aquí, pero sigo con el nombre de
la vía cartujana. Que si bien es Camino
de los Descubrimientos, en plural, es evidente que por coincidencia
temporal su alusión principal es a uno en particular: el descubrimiento
colombino del Nuevo Mundo, recuerden
el nombre completo del evento del que forma parte Exposición Universal de Sevilla, 1992. (Continuará)
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