(Continuación)
Un perfume compuesto a partir de al menos cuatro (4) flores, a saber.
Las
flores de Chanel nº 5
Una.
La verdosa-amarillenta o en ocasiones rosa, flor del ylang-ylang, un árbol oriundo de la India, Java y Filipinas del que
se extrae un aceite esencial. Otra. La flor
de azahar, asociada normalmente a la del naranjo aunque también a la del
limón y el cidro, que nos ofrece por destilación aceite esencial.
Estotra.
La rosa, la flor del rosal de la que
como en las anteriores se extraeaceite esencial que se utiliza en perfumería y
cosmética, aunque también tiene usos medicinales (fitoterapia) y gastronómicos.
Y esotra. El jazmín, tan apreciado en
Andalucía como objeto de adorno en el pelo, para ahuyentar a los mosquitos,
para extraer aceite esencial o para fabricar té.
Mi
abuela María tenía plantados cuatro
arbustos en el patio de su casa, de los que cada tarde mandaba coger jazmines
un poco antes de que se abrieran las flores. Con ellas hacían moñas para el
pelo, las colocaban en la mesita de noche, fabricaban esencias, etcétera.
Como
seguro saben con la expresión aceite
esencial se hace referencia a una mezcla de varias sustancias químicas
biosintetizadas por las plantas. Mezcla porque, por lo general, cada aceite esta
formado por al menos un centón (100) de compuestos químicos diferentes: aldehídos,
fenoles, óxidos, terpenos, etcétera.
Chanel, 1921
Pero
volviendo a nuestro perfume, el Chanel nº
5, les dije que su composición fue toda una revolución química en la
industria aromática y ahora les completo que desde entonces, ésta no ha sufrido
grandes cambios. De hecho ni siquiera su característico y reconocible envase,
inspirado en la arquitectónica idea de “menos es más”.
Y
desde ese mayo de 1921 el número 5 es
uno de los perfumes más deseados por las mujeres del mundo, incluidas las
estadounidenses, que para ciertos detalles de la moda son un punto aparte. A
este respecto es muy probable que en este éxito comercial, contribuyera la
impagable promoción que le hiciera la Monroe,
con la archiconocida entrevista.
Aquella
en la que un periodista le preguntó lápiz en mano y picardía en boca : “¿Qué se pone para dormir?”. A lo que
ella, entre ingenua y traviesa, contestó en un susurro: “Me pongo la radio”.
Repuesto
de la respuesta, el periodista afiló la punta del lápiz y no se mordió la
lengua: “¿Y con qué se viste para
acostarse?”. Y ahí es cuando la mítica actriz contestó, con tono pícaro y
sugerente: “Sólo unas gotas de Chanel nº
5”. En fin. El resto es historia, más o menos conocida.
Marilyn murió
sola en su dormitorio y en su tumba, nadie puso el epitafio que ella quería: “Aquí
yace M. M. 87-52-83”. Jamás dejamos de cambiar quienes somos.
Posdata
Repasando
las últimas entradas redactadas para el blog me percato de que he empleado en
más de una ocasión los términos coincidencia
y casualidad y claro, ya me conocen,
la pregunta está servida: ¿Existe la casualidad? ¿Y la coincidencia?
Por
otro lado en lo que respecta al posible nexo entre Marilyn y Albert, les
transcribiré lo que al respecto escribí en el libro ‘100 citas comentadas de ciencia’ (2016). Continúo por aquí
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