viernes, 25 de agosto de 2017

‘Aquí yace M. M. (87-52-83)’

A primeros de semana y con motivo de la serie de entradas que estamos dedicando a la Ciencia Bizarra, ya en su apartado de científicos y más en concreto contemporáneos, me llegó un comentario al blog.
Está relacionado con la última imagen que aparece en ¿Existe la Ciencia Bizarra? Científicos contemporáneos, y no sin razón un amable lector me inquiere sobre el por qué aparecen en un mismo poster Einstein y Marilyn. Me viene a decir más o menos, ¿qué tienen que ver la actriz y el científico?
Bien. Como hay algo escrito al respecto: Einstein y Marilyn, Una visión relativista, A. EINSTEIN: UNA BIOGRAFÍA. Vejez (I) entre otros artículos, no me repetiré y en esta ocasión me voy a centrar, por mero oportunismo temporal, en ella.  
Nadie es tan natural

No en vano el pasado 5 de agosto se cumplían cincuenta y cinco (55) años de la muerte de la famosa y rubia Marilyn Monroe, quien en realidad había nacido como una anónima y castaña Norma Jane. Eran el personaje y la persona, el mito y la mujer, el icono y la muñeca rota.
Porque para muchos Marilyn simboliza al cine en mujer, como Bogart lo simboliza en hombre. A este respecto me viene a la memoria la escena de la película ‘Amor en conserva (1950)’, en la que la actriz entra en el despacho del detective que interpreta Groucho Marx, quién mirándole a la cara le pregunta:
- “¿Puedo hacer algo por usted?” Y volviéndose hacia la cámara, exclama: “¡Qué pregunta más absurda!”, para después inquirirle: “¿Cuál es su problema?”. A lo que ella contesta: “Los hombres me siguen todo el tiempo”. Y él, mirándola de arriba abajo, espeta: “Me pregunto la razón. Usted hará carrera, señorita”.
Humor “grouchiano” a raudales.

Evidentemente la Monroe no fue la mujer más guapa, no. Ni la mejor actriz, tampoco. Pero quién pone en duda que a pesar de eso, o por ello quizás, ella resulta ser todo un símbolo del cine. Sorprendente pero es así.
Tal vez lo sea por su elemental personalidad. O por la inmediatez de su belleza. O por su sencillez. O tal vez porque le sientan bien los tópicos y los dichos, incluida la imagen literaria que el estadounidense Truman Capote nos dejó de ella. Quizás.
Sea el santo que fuera, el caso es que la figura de Marilyn resulta inevitable e ineludible en la mitología del siglo XX y está en el imaginario de muchos, muchos, de nosotros y no sin razón. Precisamente fue al escritor a quien dijo, cuando la pilló tiñéndose las raíces negras del pelo, aquello de: “Pues claro que soy rubia natural, cariño, pero nadie es tan natural”.
Qué ignorantes demuestran ser los que la califican de rubia tonta. Nada es tan simple como parece. No. Nunca dejamos de ser lo que somos, aunque jamás dejamos de cambiar quienes somos.
Alegorismo sexual
A pesar de que en una película del siglo XXI -entre la anorexia, la lírica, lo políticamente correcto  y la bulimia- ella sería una gorda inllevadera, no por ello su abundoso cuerpo dejaría de llamar la atención ¿Cuál es la causa de esta atracción?

Unos los llaman cuerpos “de guitarra” otros, los albiónicos, “de reloj de arena”, pero el caso es que estas anatomías, las llamemos como las llamemos, siguen atrayendo la mirada de los hombres, ¿por qué? (Continuará)


1 comentario:

  1. Está bien enlazado. Espero que no tarde en continuarlo.

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