(Continuación) Por otro lado también es mucho más frecuente que los dígitos
posteriores sean números bajos. En fin, no les canso, vayan ustedes a su propio
ritmo en el análisis.
Análisis
e interpretación de resultados (2)
En el otro extremo de frecuencias de aparición está la siguiente tabla que
les ofrezco. La de los números menos
utilizados como código de cuatro dígitos. Resaltar de ella que el orden de su
magnitud resulta ser muy inferior al esperado, de un 0,01%.
A modo de resumen sepan que de las 10 000 posibilidades distintas de cuatro
dígitos que usamos los humanos, nada menos que un tercio (1/3) de ellas lo constituyen tan solo sesenta y una (61) de estas
combinaciones. Impresionante.
Ya les advertí, somos demasiado predecibles, relajados, perezosos, simples
y descuidados para según qué cosas. Como para echarse a temblar. Y hablando de
temores les expongo uno.
Dado que en la base de la tabla, en su posición 10 000, aparece el 8068 como el número PIN menos usado -lo
hace veinticinco (25) veces, o lo que es lo mismo con una frecuencia inferior a
una milésima porcentual (0,000744%)-, muchos lectores que leyeron el trabajo de
investigación vieron en su uso, natural por humano, un seguro para su código.
De ahí que preguntaran si era buena idea plantearse el cambiarlo por el
suyo. Humanos, demasiado humanos, así somos. Como es lógico los autores del
trabajo se vieron obligados a advertir que la idea no era muy buena, nada
buena.
Lo argumentaron diciendo, simplemente, que era muy previsible que “los
hackers también lo hubieran leído”. En fin.
Ahora que lo pienso, y mientras escribo estas líneas, se me ha venido a la
cabeza que en una conocida y popular cadena de cafeterías los aseos suelen
estar protegidos por una contraseña ¿Se atrevería a adivinarla? Prueben con los
clásicos: que si el 1111, que si el 2580, que si el año en curso 2017, que
si...
Y vamos acabando. Para proteger nuestros dispositivos electrónicos, ¿qué podemos
hacer? ¿Qué PIN escoger para tener la mayor seguridad posible?
Escogiendo PIN
Demostrado que la mayoría de las personas no elige (elegimos) todos los
posibles PIN con igual frecuencia, a la hora de evitar un acceso no autorizado
a su celular.
Y que desde el punto de vista de la psicología,
en este caso nos comportamos como cuando vamos a comprar un número de la
lotería o coleccionamos entradas, billetes, etcétera, en las que un número nos “gusta”
más que otro.
Demostrado este fenómeno digo, según el cual nuestra mente a la hora de
generar claves de cuatro dígitos anda bastante lejos de hacerlo de una manera aleatoria
perfecta, lo que conduce a que algunas combinaciones sean mucho más comunes que
otras. (Continuará)
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