(Continuación) Con este número, veinte y una veces mayor, pero que sigue
siendo sólo un cuatro por ciento (4%) de los posibles, se duplicaría el número
de códigos acertados, es decir que averiguaríamos uno de cada dos, el cincuenta
por ciento (50%). Lo que está bien.
Sin duda alguna se trata de una notable ventaja numérica sobre los cinco
mil (5000) que hubiéramos necesitado manejar, si el proceso de fabricación mental
por nuestra parte fuera del todo aleatorio.
Ya fuera de la tabla de los TOP 20, para posiciones más avanzadas, si continuamos
con su análisis nos toparemos con ciertas “irregularidades probabilísticas”,
llamémoslas “curiosas”, en la frecuencia de aparición de determinadas claves.
Por ponerles sólo unos ejemplos de los que más utilizamos, no les quiero
cansar, sepan que en la posición 22 se encuentra un código que quizás les
resulte familiar, se trata del 2580
que, como probablemente sabrán, corresponde a la columna central del teclado
numérico de teléfonos o cajeros automáticos.
Y tras él, en la posición 23, nada menos que el número del agente secreto
con licencia para matar más famoso de todos los tiempos Bond, James Bond, eso sí
versión cuatro dígitos, 0007. Y en
la posición 28, otra de sus posibles ¿? combinaciones, 0070.
Pero entre ellas, en el puesto 26 nos encontramos con el número 1984, quiero pensar en reconocimiento
al clásico de G. Orwell publicado en
1949.
Otros
patrones de utilización: las fechas
Otro de los patrones “curiosos” encontrados en la distribución de códigos
es el asociado a los dígitos de los años del calendario gregoriano.
En la gráfica adjunta se aprecia como la ratio de frecuencia de los números
de cuatro dígitos que comienzan por 19XX,
es mayor frente a otras opciones terminadas en los mismos números. Por ejemplo
nos muestra lo común que es el número 1981
comparado con 0081, 0181, 0281, … 9881 o 9981.
También se observa en ella que es en los números en torno a 1985, donde se
encuentra la mayor anomalía. Un uso intensivo de estos números que podemos
interpretar por coincidencia con fechas significativas para las personas que los
eligieron, por ejemplo la fecha de nacimiento.
A destacar que todas las posibles combinaciones que se pueden hacer de esta
fecha, llegan a ser el veinte por ciento (20%) de los códigos más usados. O
sea. Y el de las fechas no es la única aberración humana a la hora de escoger
PIN.
Repitiendo
dígitos
Por ejemplo utilizar pares repetidos
de dígitos, como se puede ver en la tabla anterior de TOP 20, es otra. Ahí
están el 1212 en la cuarta posición,
el 6969 en la décima, el 1122 en la décimo quinta, el 1313 en la siguiente, o el 1010 en la vigésima.
Y naturalmente los obtenidos repitiendo
los cuatro dígitos. Ya ven el 0000
en el tercer puesto, el 7777 en el quinto,
el 4444 en el octavo, el 2222 en la siguiente, el 9999 en la undécima, etcétera.
Fuera ya de la tabla podemos encontrarnos, con nada que nos pongamos a ello,
combinaciones como 3434, 8181 o 9191. Un patrón que llega a suponer el diecisiete coma ocho por
ciento (17,8%) del total. Es decir que una de cada seis personas emplea pares
de dígitos repetidos para crear su propio número PIN. Un patrón a tener en
cuenta.
Siguiendo con el análisis de los códigos, en la gráfica adjunta se puede apreciar
que aquellos que comienzan por 0 o
por 10, 11 y 12 aparecen con mucha
más frecuencia que los números que comienzan por otros dígitos. (Continuará)
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