Ahí conocí a una mujer / que
me escribió amor solo en inglés / su nombre me sedujo / y el resto de su ser me lo imaginé. / Para
que quiero más / si me da lo que quiero tener.
Ve lo que le dije del porno. Y eso que hoy como ayer todo el mundo sabía o
presentía que la supuesta mujer lo mismo lo era o igual no.
Y que ese ‘amor
sólo en inglés’, bien podía provenir de unas más que suspectas damiselas de
esas que se hacen llamar “SusySexy”, “LadyVanessa” o “Samantha69”, por ponerle
sólo unos ejemplos y no cansar, que ya ve por dónde van los tiros.
Ya, ya. Sé que de lejos se ve venir la ambigüedad sexual, lo evidente de su
obviedad. Pero si lo piensan bien, no importa, no hacía falta mucho más. La
imaginación, como siempre una gran aliada humana, completaba el resto.
Bien lo remataba la estrofa, cuando se arrancaba con aquello de ‘para qué
quiero más, si me da lo que quiero tener’. No olvidemos que el onanismo ya
estaba entre nosotros mucho antes de que lo hiciera Internet.
De hecho está desde que el hombre es hombre. Es más, creo que mucho antes
de que el hombre lo fuera. Al fin y al cabo sólo somos un animal racional, y
por ese orden: primero lo uno y después lo otro. Y entonces es cuando viene el estribillo:
Te di
todo mi amor @dot.com / Y tú me @roba-roba-robado la razón.
Mándame
un e-mail que te abriré mi buzón / te hago un rinconcito en el archivo de mi
corazón
En sí mismo es toda una metáfora del deseo online, en la que se mezcla desde
el juego con palabras técnicas, hasta una impulsiva declaración de amor
digital.
Una especie de locura poética entre el sentimiento, las arrobas, el buzón
electrónico, los archivos de mi corazón y, naturalmente, los conocidos como
“emilios”.
Y estábamos en 1999, casi dos años aún para el final de siglo, pero ya un
profético Nacho Campillo, a modo de
cenit de la cultura española de finales de siglo, nos describía un especie de
locura de amor internáutico con juegos de palabras incluidos, recuerden @dot.com o @roba-roba-robado. Impagable.
Por lo demás cambien la palabra “buzón” por cualquier red social y “archivo
de mi corazón” por “mi nube” y estará a la última en terminología tecnológica.
Lo dicho, el tal Nacho todo un visionario que aprovechó el pegadizo e ingenioso
estribillo, para introducir en nuestro léxico palabras que en aquella época no
crean, no eran tan frecuentes.
Entre ellas e-mail, correo electrónico, correo sin sello o “emilio”, por
aquél entonces, sin duda alguna, la figura estrella de Internet. De quien ya
hemos escrito algo en estos predios: Los comienzos del correo electrónico, Claroscurosemilienses y E-mail, Tam Tam Go! y Sevilla entre otros, por lo dejo aquí.
Pero eso sí, continúo con la letra de ‘Atrapados en la Red’: Salimos solo una vez / a
navegar juntos por la red / ...
Muy original juntar tecnología, ciencia y música. Enhorabuena por el blog.
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