miércoles, 15 de marzo de 2017

¿Cómo pudo suceder el proceso de hominización?

Con mixta quiero decir que no eran caminantes en exclusividad, pues conservaban buena parte de sus costumbres arborícolas. Y con entremezclada, que sabemos que estas especies, pruebas arqueológicas así lo demuestran, cohabitaron.
Es decir que con el paso del tiempo se acumularon y mezclaron sus fósiles, lo que dificulta y no poco el poder tirar del hilo de la evolución humana y pespuntear con él nuestro árbol familiar.
¿Estamos cerca de poder completar nuestro árbol genealógico?
Pues depende. Para empezar habría que definir cerca. Y para terminar, como me dice mi poeta de cabecera, todo es cuestión de medida, algo más, un poco menos.
Pero a lo que vamos. Lo que es indudable es que estamos cada vez más cerca de hacerlo, pues no es poco lo que hemos avanzado en su compresión y bastante lo que lo haremos con el más que seguro descubrimiento de nuevas piezas fósiles.
En lo que respecta a Lucy, existe consenso científico en suponer que como restos que son, se encuentra en lo que podríamos llamar una bifurcación de las ramas de este árbol genealógico o en una encrucijada del proceso evolutivo humano. Como lo quieran nombrar.
Pero sin error a equivocarnos podemos afirmar que trata de un árbol con muchas más ramificaciones, y mucho más enrevesadas, de lo que suponíamos hace cuarenta (40) años, antes de encontrarla.
No. No somos esa especie única y singular que hemos supuesto ser durante siglos. Por supuesto que han existido muchas más especies de homínidos de las que nos podemos imaginar por ahora. Todo es cuestión de ir encontrando las piezas que faltan para componer el puzle. Es lo que tiene la ciencia.

¡Ay, del crédulo y pretencioso creacionismo
Piezas que faltan
 Por su importancia evolutiva interesaría encontrar las que correspondieran al periodo de tiempo comprendido entre los dos millones y medio y tres (2,5-3·106) de años. Se piensa que fue en el transcurso de ese medio millón (500 000) de años, cuando tuvo lugar la evolución de Australophitecus a Homo.
Es ésta una línea de investigación que no hace mucho se ha visto respaldada con el hallazgo  de un fragmento de mandíbula de unos dos coma ocho millones (2,8·106) de años. Justo en la encrucijada de la que les hablé antes.

El fósil mandibular no sólo es unos doscientos mil (200 000) años más joven que Lucy, sino que presenta rasgos similares a los Australophitecus junto a características propias de Homo. Sí tiene muy buena pinta.
Pero como siempre ocurre en ciencias, el tiempo y los nuevos descubrimientos, el valor de las pruebas será el que nos diga, cómo es que llegamos a convertimos en humanos.
¿Qué es, entonces, lo que nos hace humanos?
Desde este punto de vista paleoantropológico, y en opinión de Donald Johanson, son tres las características que nos hicieron humanos, diferenciándonos del resto de animales.
Una, la posesión de un lenguaje simbólico y complejo. Otra, la enorme capacidad de cooperación que tenemos. Y estotra, haber desarrollado una cultura que posibilita que realicemos avances acumulativos muy rápidos, mucho más de cómo podría hacerlo un individuo solo.

Poder compartir este gran volumen de conocimientos adquiridos por otros individuos que nos precedieron, es sin duda un patrimonio propio de nuestra especie.


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