(Continuación) Unas enfermedades que pueden producir la pérdida de piezas
dentales, sobre todo entre embarazadas y lactantes, por obvio motivos de cuidados
maternales.
Así que es posible que Aristóteles
sí contara los dientes femeninos, los contara bien y viera que había menos que
en la boca de los hombres.
Ya, ya. Ya sé que el planteamiento expuesto es débil desde el punto de
vista de la ciencia y que pinta no digo negro, pero sí azul oscuro casi negro.
Pero qué quieren, no sé de otro para justificar una de sus afirmaciones: “Los machos tienen más dientes que las
hembras, tanto entre los seres humanos como entre las ovejas, las cabras y los
cerdos”.
En fin. Todo sea para romper la dualidad, y que no todo se vea indefectiblemente
negro o blanco, sino más bien en una panoplia de grises. Claro que también está
lo de las costillas.
Las
costillas según Aristóteles
Costillas humanas de las que el griego sostuvo que teníamos sólo ocho (8) a
cada lado, y no crean que dejó ahí la cosa costillar. No. Llegó a asegurar que
ciertos miembros de la raza de los turdetanos -ibéricos del mediodía,
emparentados con los Tartesios-, nacían sólo con siete (7) pares de costillas.
¿Qué por qué afirmó esos números?, pues ni idea.
Lo más probable es que basara su afirmación en el testimonio, cuando no
rumores, de terceros y eso que en el caso de las costillas tenía bien fácil la
comprobación.
Cualquiera puede, a flor de piel y sin necesidad de llevar a cabo una
autopsia, contarlas y ver que hay una docena (12) un lado y otra docena al
otro. Es decir veinticuatro (24) costillas en total. Y ojo, esto es importante,
no importa si eres hombre o mujer.
Los dos sexos salvo alguna rareza morfológica, tenemos la misma cantidad de
ellas, la dicha de dos docenas.
Lo pongo negro sobre blanco porque no es infrecuente darse de cara, aun en
los tiempos que corren, con esa creencia popular que da por hecho que los
hombres tenemos una costilla menos que las mujeres.
Es más, incluso hay quien afirma que la mejor y más rápida manera de
distinguir entre el esqueleto de una mujer y un hombre es, precisamente
contarles las costillas. Ver para creer, que dijo aquél.
En fin, está visto que no hay nada peor que la ignorancia, por lo que
vuelvo con las mujeres y otras ideas curiosas del sabio sobre ellas.
No hay nada peor que la ignorancia,estoy de acuerdo.
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