jueves, 9 de marzo de 2017

A propósito de ‘Lucy’, la homínida (y 2)

(Continuación“Recuerdo claramente que era mediodía. Aquel domingo yo había estado inspeccionando el lugar desde la hora del desayuno. La temperatura llegaba a los 110 º F (43,3 º C). 

No había encontrado casi nada, únicamente unos pocos diente de caballo, una porción de cráneo de una especie de cerdo ya extinta, unos molares de antílope y un fragmento de la quijada de un mono”.

Y continua diciendo: “Cuando ya me iba, vi un fósil que atrajo mi atención y me acerqué para observarlo mejor. Se trataba de la parte de un codo. Observando con más detalle, vi otro hueso y, después, otro más. Fue increíble... 

Lo que encontré eran partes de esqueleto extendido por los antiguos sedimento de Hadar. Inmediatamente supe que era un homínido. Un esqueleto muy antiguo, e increíblemente estaba bastante completo”.


A lo que añade: “Esa noche, en el campamento, examinamos los fósiles mientras, en una pequeña grabadora sonaba una y otra vez la canción ‘Lucy in the sky with diamonds’ de los Beatles. 

Y como la pequeña estatura del esqueleto ya nos había hecho sospechar que pertenecía a una mujer, en algún momento de la noche el nuevo fósil adquirió el nombre de Lucy. Y así se ha seguido llamando desde entonces”.

Así que ya lo ven, dos Lucy por el precio de una. Cronológicamente hablando primero fue la Lucy musical (1967) y después lo fue la Lucy homínida (1974) y ambas a cual más famosa. Pero si me apuran, compréndanme, en mi opinión casi más la segunda que la primera.

Si lo piensan muy, muy, pocos fósiles tienen el honor de ser recordados por su nombre propio.

Lucy, símbolo popular y referencia científica
Y no es para menos. Con el tiempo Lucy se ha convertido no ya en un símbolo popular, sino también en una referencia científica internacional.

Creo que no serán muchas las personas que hablen de otros fósiles de una manera tan familiar como lo hacen de Lucy. Ni los emplearan de la misma forma, como cuando saben que se han descubierto nuevos restos de homínidos y preguntan: “Pero este fósil es más viejo o más joven que Lucy”. No, no lo creo.

Hasta donde sé, al menos en el campo de la paleoantropología -esa parte de la antropología que estudia los restos humanos fósiles-, no se ha conocido un caso igual en todos sus años de existencia. Que no son pocos desde que en el verano de 1856, naciera como tal disciplina científica con el descubrimiento del espécimen de Neardenthal.

Echando números, el año pasado ciento sesenta (160) años ya. Más de siglo y medio. Item mas. Pocos sucedidos como su hallazgo han hecho tanto para que personas sin afinidad en un principio por las ciencias de los fósiles, hayan terminado interesadas en nuestros antepasados.

A este respecto Johanson suele contar que el mismo divulgador estadounidense Carl Sagan (1934-1996), en una carta le felicitaba por su descubrimiento pues “había convertido en antropólogos a cientos de jóvenes”. Pues sí. Puede que estuviera en lo cierto el gran divulgador.

Pero no es menos cierto que Lucy también tiene algo que decir. Al fin y al cabo una madre es siempre una madre. Y no importa el tiempo transcurrido.


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