Leído del tirón, soy consciente de que el título de la entrada puede sonar
a tramposo trabalenguas para el lector. “De las ‘glossopetrae’ a la
Paleontología”, sí puede que sí, pero les aseguro que nada más lejos de mi
intención.
Es posible que lo parezca, no lo voy a negar, pero diré en mi alegato que solo
si oímos la música, si prestamos atención y escuchamos también la letra,
entonces la cosa cambia.
Y para bien, no lo duden. Ésta es una historia que promete y aquí la tienen.
Glossopetrae. Edad Antigua
Empieza con las que durante muchos siglos fueron las enigmáticas glossopetrae o ‘lenguas de piedra’, de
las que tenemos primera constancia documentada en la obra Naturalis historia, del polifacético romano Plinio el Viejo (23-79).
El gran naturalista creía, algo
ingenuamente quizás, que estas rocas caían del cielo durante los eclipses
lunares, como lo leen, y que se podían encontrar en todos los sitios y adoptar
todas las formas imaginables. Por ejemplo planas, triangulares y afiladas
semejantes a lenguas de animales desconocidos.
No obstante una leyenda sostenía que las aparecidas en Malta no habían
caído del cielo, sino que eran las de unas serpientes que el apóstol San Pablo
había petrificado por unos motivos que no hacen al caso.
Una historia -la de Pablo de Tarso
(5/10-58/67), las serpientes y sus lenguas petrificadas- que merece ser
contada, pero será en otra ocasión.
De todos modos y como aperitivo para abrirles boca, sepan que a los glossopetrae o dientes de tiburón, si
eran grandes y anchos se les llamaba ‘lingua
di san Paolo’ o lengua de san Pablo, si eran pequeños y estrechos ‘lingua di serpente’ o lengua de
serpiente, y si se trataban de dientes palatales, ‘occhio di serpente’ u ojo de
serpiente. Como verán la historia promete.
Sorprendentemente, vuelvo a Plinio,
sus estudios e investigaciones realizadas sobre diferentes fenómenos naturales,
etnográficos y geográficos, y que están contenidos en su Naturalis historia, fueron la base enciclopédica y el modelo a
seguir por muchos de los conocimientos “científicos” elaborados por el hombre, hasta
bien entrado el siglo XVII.
Que es cuando fueron sustituidos por los nuevos descubrimientos realizados
a partir del método científico y el empirismo moderno. El comienzo de de la
ciencia tal como la entendemos hoy en día.
Pero hasta que aquellos llegaron, las extrañas glossopetrae formaban parte como rarezas de todos los lapidarios de
la Edad Media, ese período histórico de la civilización occidental comprendido
entre el siglo V y el XV.
Glossopetrae.
Edad Media y Renacimiento
Unos catálogos de rocas y minerales, los tales lapidarios, a los que no
pocos atribuían supuestas propiedades maravillosas y mágicos poderes, como por
ejemplo el de contrarrestar los mortales efectos de los venenos.
Así en plural pues según la creencia lo hacían con cualquier tipo de veneno
o toxina. Desde el inyectado por la mordedura de una serpiente, hasta el
ingerido al beber una copa de vino que lo contuviera.
Una versátil y múltiple propiedad a la que hay que añadir la comodidad de
su aplicación. Comodidad pues, para realizar su trabajo desintoxicador, bastaba
con que estuviera cerca del cuerpo que hubiera sido mordido por la serpiente o bebido
el vino emponzoñado.
Tal era el poder de su supuesta magia. De ahí que fueran tenidos en gran
estima como amuletos, por gente de elevado rango social que valoraban en mucho
su vida y se podían permitir el lujo de comprarlos.
Lo solían llevar puestos como colgantes alrededor del cuello o guardados en
bolsillos secretos del traje especialmente diseñados para este propósito. (Continuará)
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