Tal día como hoy de hace sesenta (60) años, el 12 de febrero de 1957, la compañía General Electric anunciaba la creación de un material excepcional
capaz de rayar al mismo diamante, la
cima en la escala de dureza que en
1825 propuso el geólogo alemán Friedrich
Mohs (1773-1839) y que en su sima tiene al talco. No les digo más.
Borazón fue el nombre comercial que se le puso a este
compuesto sintético, obtenido por el químico estadounidense americano Roberto H. Wentorf (1926-1997) haciendo
reaccionar a altos valores de presión y temperatura, cantidades iguales de boro
(B) y nitrógeno (N2).
El producto obtenido era nitruro de
boro de estructura cristalina cúbica (c-BN)
y entre sus propiedades físico-químicas están las de: soportar temperaturas
superiores a los 1800 °C; ser un buen dieléctrico o aislante eléctrico, ya que
no posee electrones libres; tener una densidad un 2% menor que la del diamante;
etcétera.
De ahí que sea utilizado en la industria para: fabricar acero de alta
precisión, dar forma a herramientas, afilar piezas de acero que se mueven a
alta velocidad, como abrasivo. También en joyería y cristalería como elemento
de corte y abrasión de diamantes naturales.
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