Con un “hasta dentro de un rato” me despedía hace unas horas, y aquí estoy de nuevo con los cambios y sus fechas.
Los primeros, curiosamente, instantáneos. Y las segundas, sorprendentemente, cambiantes.
Cambios instantáneos y matizando fechas
Unos cambios, me refiero tanto a los astronómicos (solsticios y equinoccios) como a los meteorológicos (primavera, verano, otoño e invierno), que son instantáneos.O lo que es lo mismo, que duran sólo un instante de tiempo.
Trato de decirles que, a pesar de lo que la ciencia popular piensa, el solsticio de invierno (por poner uno) no es una fecha, no es el día 21 de diciembre. No. Se trata de una creencia errónea.
Y lo es por la sencilla razón de que el solsticio no dura el día entero, aunque acostumbremos a llamar equinoccio o solsticio al día entero en el que tiene lugar ese instante.
No siempre la ciencia popular acierta en lo que afirma, y coincide con la ciencia académica. Una curiosidad curiosa.
Y, ya. Lo sé. Si lo planteo así, en función de un instante, tendré el inexcusable deber científico de definirlo y cuantificarlo ¿Qué es y cuánto dura un instante?
Es lo que tiene la ciencia, que siempre plantea más preguntas que respuesta ofrece. Pero qué quieren, así es ella y quizás por eso nos ha llevado hasta donde nos ha llevado. Qué diferencia con la creencia.
Ya que las hemos nombrado, continuo con las fechas, reseño aquí la obviedad. Las dadas del 21 diciembre y 20 marzo, corresponden a las de principio y fin de la que llamamos estación astronómica de invierno en el hemisferio norte.
Que como saben, difieren de las correspondientes a la estación meteorológica de invierno en el mismo hemisferio y que se toman como las del 1 diciembre y 28 febrero.
Inicio del invierno. Fechas cambiantes
Un invierno que como estación astronómica, y ya que va de fechas, es sabido que no siempre empieza en las mismas.De hecho hasta en cuatro (4) días distintos del calendario lo puede hacer, a saber: los comprendidos entre el 20 y el 23 de diciembre.
Aunque durante este siglo XXI que nos toca vivir, y con fecha oficial española, el invierno sólo arrancará entre el 20 y el 22 de diciembre, siendo el más tempranero el de 2096 y el más tardío el ya pasado de 2003.
Dicho lo cual, y si bien en términos relativos la variación temporal es pequeña, cabe preguntarse por qué existe ¿Por qué no es siempre el mismo día y a la misma hora? ¿Por qué cambia de un año a otro?
Si bien es una cuestión ya enrocada en otras entradas, recordemos aquí que estas variaciones de un año a otro, son fruto de la necesidad cuantitativa de encajar la secuencia de años según el calendario (unos bisiestos, otros no), con la duración de cada órbita de la Tierra alrededor del Sol (duración conocida como año trópico).
Como saben el periodo orbital terrestre no es un número exacto de días (365,242 198), y que este hecho se intenta compensar con la introducción de años bisiestos.
Se intenta pero no se consigue del todo, por lo que siguen existiendo pequeñas diferencias horarias.
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